‘Tuk Tuk’, genuinos sabores asiáticos
Auténtica comida del sudeste asiático es lo que ofrece el restaurante Tuk Tuk, un local que emula los puestos callejeros tailandeses en uno de los barrios más castizos de Madrid, Chamberí.
Al frente de este encontramos a Ricardo Alexander, chef y copropietario, que inicia una nueva etapa en su agitada trayectoria. Puede presumir de haber tocado con grupos como Green Day y de ser el cantante y líder del grupo pop/punk Drunken Monkeys, además de haber actuado en más de 60 películas como especialista (‘En el ojo del huracán‘, con Van Damme y ‘El poder del talismán’ junto a Jackie Chan), y actor (‘Black Mask’ con Jet Li y ‘Grand Piano’ con Elijah Wood). De ascendencia británica pero nacido en Hong Kong, pasó ocho años en Bangkok donde desarrolló su carrera en el cine de acción antes de venirse a Madrid trabajar en diferentes pubs ingleses.
Ricardo, consciente de la cantidad de parejas que se van de luna de miel a Tailandia y vuelven buscando sin éxito la misma experiencia gastronómica, decidió continuar con la profesión familiar de hostelero y montar junto a Alan Butler este restaurante que recupera algunos de los platos asiáticos más populares. Él ha logrado otorgarle a este negocio un estilo diferente a los típicos restaurantes de comida asiática gracias a los sabores tan genuinos e intensos que les da a sus platos.
En su carta abundan los cuencos de arroz acompañados de carne y verdura entre los que destaca el Gai Pad Grapao Kai Dao (pollo picante con albahaca, guindilla, ajo tierno y salsa picante); el Hong Kong Char Sui, con lomo de cerdo marinado en miel a la barbacoa aliñado a las cinco especias y con tofu rojo fermentado, salsa de soja, salsa hoisin y vino de arroz; y el Malaysian Satay, brochetas de pollo marinado con jengibre, cúrcuma, salsas picante y de cacahuete y soja dulce.
Los clásicos noodles, el curry con pollo o ternera acompañado de arroz, las sopas, las ensaladas y las brochetas de cerdo o pollo con sus correspondientes salsas, también tienen su espacio en el menú, que sorprende también por la generosidad de sus raciones. En especial las de los dos platos especiales que no aparecen en la carta y que recomiendan pedir para compartir: el cangrejo chili coco y el cerdo a la barbacoa estilo cantonesa –eso sí, tardan un poco más en elaborarlos, pero por algo son la especialidad del chef-. Todos los platos están hechos con productos frescos y son originarios de Tailandia, China, Indonesia, Malasia, Filipinas y Vietnam.
En laborables, disponen de un menú del día a precio imbatible, que incluye un primero y un segundo a elegir entre dos o tres opciones que no se encontrarán en la carta, más bebida y postre. En cuanto a las bebidas, aparte de refrescos y un par de vinos nacionales, ofrecen distintas variedades de cerveza (la japonesa Asahi, la tailandesa Singha, la china Tsingtao y de grifo, la checa Pilsner Urquell) y el curioso Thai Bucket, un cubo lleno de ron con coca cola para que beban varias personas de él con pajitas. Pocas opciones, en cambio, para el postre: chili brownie de chocolate con helado y bubble tea, una mezcla de té con sirope y pequeñas perlas rellenas de zumo muy popular en Asia.
La decoración es sencilla, guardando la estructura del bar de barrio que siempre ha sido, pero añadiendo algunos toques asiáticos, con una barra de madera y fotos de puestos callejeros y de los taxis tailandeses que le dan nombre: los tuk-tuk. También han añadido un cristal desde el que poder ver a Ricardo en plena faena rodeado de su equipo. Otro de los valores destacables de este tuk tuk castizo que cuenta con un personal de sala amable y atento, dispuesto a ofrecer su ayuda y sugerencias si se tienen dudas sobre qué pedir.
De obligada reserva los fines de semana, el restaurante dispone también de servicio a domicilio para que nadie se quede fuera. Sus dueños planean cuenta con otro local en la zona de Salesas (calle Barquillo 24), con el que quieren seguir expandiendo por la ciudad el verdadero sabor asiático.
