Después de años viviendo de arroz tres delicias, de rollitos de primavera y de pollo al limón nos hemos dado cuenta de que la cocina china era mucho más. Era lógico, solo había que indagar y despertar al ‘dragón’ dormido que el gigante asiático tenía para demostrar en la mesa.
La alta cocina china ha aterrizado en Madrid y las direcciones se multiplican con propuestas que van de lo clásico y lujoso a versiones igual de puristas pero más amables. Es el universo del dim sum, del pato laqueado, de arroces que se salen de la norma y de parrilla, mucha parrilla, que ponen en el mapa a una China distinta.
Con el acento puesto en la cocina cantonesa, germen de la gran cocina imperial, la nueva ola de gastronomía china conquista Madrid y demuestra que hay muchos motivos para acercarse a ellos más allá del Año del Tigre de agua.
‘China Crown’, la joya de la corona
Cuatro décadas de alta cocina premian a China Crown y a Maria Li Bao, la mujer orquesta detrás de este emporio gastronómico chino donde demuestra que hay un horizonte donde el rollito de primavera no es el rey de la fiesta. Producto español, algunos imprescindibles que tienen que venir de China y recetas de la antigua cocina imperial dan vida a una ruta culinaria con la que meterse en este documental gastronómico a través del gusto.
Escabeche de pollo de corral al estilo Chong Qing, los dim sum (preparados delante del comensal) como los de Trufa y txangurro o, si vamos a la experiencia inmersiva, atrevernos con el de Aleta de tiburón (la real, sin trampa ni cartón) o las Berenjenas chinas al estilo yuxiang -jugosísimas- y su ‘alteza real’, el Pato Imperial Beijing con el que cerrar el menú por todo lo alto.
Precio medio: 45 euros.
Dirección: Calle de Don Ramón de la Cruz, 6.
Web: restaurantechinacrown.com
‘Don Lay’, el decano de los laqueados
Don Lay, ahora en la calle Castelló, es toda una institución de la cocina cantonesa en España. Desde sus orígenes, hizo bandera del pato laqueado, al que con los años ha ofrecido compañía con otras crujientes tentaciones como el Char siu (un cerdo marinado muy típico de la mesa china) y una versión más cañí con un cochinillo pasado por esta jugosa laca.
A su vera, un despliegue de dim sums que tocan todos los palos: tierra, mar y aire. Imprescindible dejarse tentar por los Hakao de vieira o de langostino, además del Xiaolongbao de pollo de corral. Más allá del vapor, Don Lay también demuestra que la parrilla, el fuego y el wok son fundamentales en su forma de entender la alta gastronomía.
El recital de lubinas merece más de una visita (como la lubina con salsa agridulce) y la tentación picante del auténtico Pollo kung pao, otro clásico que llevan bordando desde hace años y sobre el que es imprescindible volver.
Precio medio: 45€.
Dirección: Calle de Castelló, 117.
Web: donlayrestaurante.es
‘Asia Gallery Lagasca’, la puerta de entrada al siglo XXI chino
El peso de la tradición en el recetario chino es incuestionable, pero eso no significa que no haya pequeñas disrupciones en la cocina china. Es el ejemplo que Asia Gallery Lagasca abandera, dejando toques de sofisticación y cocina contemporánea sobre algunos de los clásicos de la alta cocina china.
Fresca, amplia y muy, muy variada, la carta de Asia Gallery es la constatación de que otra China es posible. No te pierdas el Cangrejo de concha blanda, el Langostino glaseado con nueces o la Codorniz crujiente y picante. Además, tienen dos opciones de menú degustación para acertar de pleno con la comanda y, por supuesto, anclas culinarias para mantener la tradición a flote.
Un Pollo al limón impecable; el Cerdo agridulce, jugoso y lejos de esas melazas que solemos ver o, cómo no, un Pato a la pequinesa que puedes pedir entero o medio. Por si fuera poco, la carta se completa con arroces y opciones veggies que te reconcilian con el tofu. Palabra.
Precio medio: 35 euros.
Dirección: Calle de Lagasca, 82.
‘Le Petit Dim Sum’, China sin salir del Food Hall Canalejas
Tradición, cultura y un brindis por el Año Nuevo nos imantan a Le Petit Dim Sum, uno de los puntos fuertes del Food Hall Canalejas. Aquí, fiel a su nombre, el idilio se emplea entre vaporeras y jugosos dumplings que abren una veda casi inabarcable al mundo del dim sum. No puedes marcharte de aquí sin deleitarte con sus xiaolongbao, imprescindibles.
El despliegue entre vanguardia y tradición se consolida en este catálogo de dim sum (25, nada más y nada menos) que van desde lo más clásico hasta propuestas sofisticadas en las que pescado, verduras, carnes y mariscos conviven con armonía. China al alcance de la mano —y del bocado— en pleno centro de Madrid y situado en uno de los puntos calientes de la capital.
Precio medio: 35-45 euros.
Dirección: Calle Alcalá, 12.
Web: lepetitdimsum.com
‘Zen Noodle Bar’, larguísima vida al fideo
Una carta callejera y ‘street fighter’ llega desde el barrio de Las Letras al ritmo de noodles, sushi y bento boxes, vistiendo la estética oriental de Zen Noodle Bar. Una apuesta informal y divertida en la que saborear el Lejano Oriente a salto de país sin salir del mismo local. Tentadoras sopas won ton, los clásicos noodle bowls o los rollitos vietnamitas dan lustre a esta cocina en la que también Japón se sienta a la mesa con bento boxes —para tomar y para take away— o un capítulo extenso de sushi y nigiris.
De China a Tailandia —ojo a la ternera sichuan, imprescindible—, y de Japón a Vietnam, el viaje culinario de Zen Noodle Bar también hace a todo tipo de fideos protagonistas del despliegue con el que los bowls nos harán sentir como en la propia Shanghai. Una Asia asequible, divertida y disfrutona para todos los públicos.
Precio medio: 18 euros.
Dirección: Calle de Jesús, 14.
Web: noodleshop.es
‘Biáng Biáng Bar’, la oda al tallarín chino
Prepara tus palillos, acerca tu bol y disponte a disfrutar de los tallarines más largos de Madrid en Biáng Biáng Bar, un ‘enrollable’ mundo donde los noodles son los auténticos protagonistas. Frescos, anchos y acompañados de carnes donde lo único difícil es elegir solo una, son el reclamo ideal para pensar que estamos en las mismas calles de Shanghai pero en pleno Chueca.
Aunque todos son tentadores, los Tallarines Biáng Biáng con cerdo ibérico y trufa negra piden por sí solos un viaje tras otro. No se quedan cortos los de Pollo con castañas, que aspiran a convertirse en los tallarines favoritos de Madrid.
Además del largo y elegante mundo del tallarín, la carta de Biáng Biáng, concisa y precisa, tienta al son de las gyozas (gamba, cerdo y puerro por un lado, o calabacín, zanahoria y huevo por otro) y unas Alitas de pollo picante (disclaimer: muy picantes) que amarán aquellos que busquen las experiencias intensas
Precio medio: 18€.
Dirección: Calle Pelayo, 8.
Web: biangbiangbar.com