Menos se convierte en más en ‘Lakuntza’
En estos tiempos en que los nuevos experimentos culinarios abundan y las espumas de mil sabores acompañan a cada plato, el restaurante-asador Lakuntza se ha lanzado a la aventura de respetar el sabor original de cada producto. Porque a veces unas alcachofas a la plancha, así sin más, están increíbles.
Lakuntza recoge el testigo del antiguo Asador Imanol conservando la calidad de sus carnes a la brasa del carbón de encina, el gusto por la tradición y las formas del Norte, y la preferencia por los productos frescos, sin demasiados artificios que oculten el sabor de cada plato. Los nuevos dueños de este local situado en el barrio de Salamanca echaban de menos un público más joven. Por eso, Soraya, Maripaz y Valentín le han dado al restaurante un diseño nuevo y cosmopolita (obra de 24studio y del arquitecto José Carlos Troya), creando un espacio donde degustar pintxos y raciones con productos de primer orden. Y lo más importante: sin que nos cueste un ojo de la cara
Compañeros de trabajo a la hora del after work o amigos de siempre cualquier noche de la semana se reúnen en la zona informal del local para disfrutar de las minihamburguesas con jugosísima carne de buey, el delicioso tartar de bonito (los platos de pescado no desmerecen) y los clásicos pintxos de solomillo o chistorra con huevos de codorniz. Para el postre, la tarta de queso con semihelado de frutos del bosque… ¡sabe a auténtico queso! En resumen, platos de corte tradicional, de sabores nítidos y, algunos con fines solidarios: en la carta hay algunas opciones marcadas con una flecha, de forma que cada vez que el cliente los pide, un euro de lo que paga por ellos va a parar a la ONG Acción contra el Hambre.
Con las más de 40 referencias de bodegas nacionales que cuenta su listado de vinos, la noche se puede alargar mucho, aún más si te acercas por allí uno de los dos viernes al mes en los que la música en directo impregna el ambiente con una fusión de rock, jazz y soul. La zona de la barra recuerda a un club neoyorkino. Es un enclave confortable para degustar de su impecable selección de gin-tonics y cócteles. Y, si al cliente se le antoja champagne, que no sufra por el precio de la botella, porque lo puede pedir por copas.
El restaurante sigue manteniendo una zona más formal para comidas y cenas de trabajo, empresa o familia, más un salón reservado para celebraciones privadas y eventos. Incluso cuenta con servicio de aparcacoches, de manera que aquí no vale la excusa de haber llegado tarde por no encontrar aparcamiento. Para cerrar el círculo, el local expone cuadros realizados con golosinas. Obras de pequeño formato de Marta Alonso Yebra. No las puedes pedir como plato para degustar, pero sí están a la venta.
Lakuntza se ha convertido en un asador chic y cosmopolita. La calidad de sus platos y un renovado diseño sobrio y elegante consiguen que este local domine a la perfección del arte de hacer que el menos sea mucho más.
*fotos: Alber Sánchez
