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‘Piantao’, carne argentina a la brasa y mucha pasión en Arganzuela

Laura Sutil

‘Quiéreme así, piantao’. Esta es parte de la letra de un tango argentino que, además, da nombre a la pasión por la carne que se cocina en este restaurante del Paseo de la Chopera. Y es que, según nos cuenta Javier Brichetto, propietario del local, ‘piantao’ hace referencia a la locura de amor y esa es precisamente la que sienten aquí por Argentina. Así, el viaje sensorial por uno de los países más extensos del mundo está garantizado: desde las recetas porteñas hasta las de la Patagonia.

Encontrar un buen asador argentino a este lado del charco no es una tarea sencilla y eso bien lo sabe Brichetto, con sobrada experiencia en el mundo de la hostelería madrileña -asesor gastronómico de Limbo, entre otros proyectos-. Por eso, siendo fiel a sus orígenes, ha querido crear una oda a las carnes a la parrilla del país latino y sus famosos cortes. Para ello, además de traer el producto directo de Argentina, Brichetto diseñó él mismo una parrilla que le concediese a la carne la untuosidad que él estaba buscando. Lo confirmamos: ahora sí, la auténtica parrilla argentina ha llegado a Arganzuela.

En un salón de aspecto industrial, que imita la decoración del cercano Matadero, todo está cuidado al milímetro. Bajo esa sensación algo fría que puede inspirarnos este estilo, en Piantao nos sentimos acogidos y encontramos un lugar sorprendentemente cálido gracias, en gran parte, a las maderas nobles y al fuego que vemos arder sin descanso en la parrilla vista que preside el local. Esta parrilla, de hecho, ha sido diseñada por Brichetto y emplea brasas de carbón con quebracho blanco y encina, de tal forma que la carne que sale de este asador tiene una jugosidad y un sabor difíciles de describir.

Piantao, carne argentina a la brasa y mucha pasión en Arganzuela

UN VIAJE POR ARGENTINA DE NORTE A SUR

Tal y como nos cuenta el propio Brichetto, la carta de Piantao no se queda en esas carnes y cortes argentinos de los que hemos oído hablar, sino que pretende ser una muestra muy completa de la culinaria de su país. Y así sucede prácticamente desde los aperitivos. Comenzamos con un Queso de chancho, una especie de embutido que se prepara en zonas rurales en Argentina y que no, nada tiene que ver con un queso, sino que está preparado con carne de cabeza de cerdo y su gelatina. A la mesa llega una pequeña porción con la que abrimos boca para todo lo que viene después.

El banquete continúa con el Pan de la casa y la mantequilla casera ahumada al té. Esta tabla de panes es, en sí misma, una muestra de ese recorrido geográfico del que Brichetto nos ha puesto en antecedentes. Tres panes diferentes que se preparan artesanalmente y que pertenecen a diferentes zonas -uno de la zona central de Buenos Aires, otro del norte y otro del litoral-. Acompañarlos con esa mantequilla es el culmen para disfrutar el surtido al máximo. Eso sí, no te emociones untando pan porque lo que viene va a precisar un importante hueco en tu estómago.

Tras ello, comenzamos con los platos más fuertes. En primer lugar, nos animamos con la Empanada criolla de carne cortada a cuchillo. Todos hemos oído hablar de las empanadas argentinas y bien merece la pena detenerse en ésta. Carne tierna en su interior y una salsa chimichurri que ellos mismos preparan (y envasan) y que sirve como acompañamiento de sus carnes. Para intercalar con los platos de carne, probamos el Provolone madurado con tomates asados y orégano fresco, influencia italiana y acompañado de unos tomates que se preparan a las brasas.

Piantao, carne argentina a la brasa y mucha pasión en Arganzuela

A continuación, nos vamos de lleno con la carne y nada como empezar por el Chorizo criollo, para el que ellos mismos pican la carne y dan forma. Después, va directo a la parrilla y se obtiene un resultado muy jugoso. Siguiendo con las carnes, vamos a por la niña mimada de la carta: la carne de ternera a la brasa. Aquí la variedad de cortes está servida y cada cual puede decidirse por su favorita. Todas ellas proceden de La Pampa y, de hecho, llegan refrigeradas en avión hasta Madrid y después en Piantao la maduran a una temperatura controlada durante 40 días. Por su jugosidad y su tamaño perfecto para poder probar otros platos es el Ojo de bife de 300g uno de los preferidos del la clientela de este espacio. Este se puede acompañar de diversas guarniciones entre las que destaca la Papa aplastada que hacen a la parrilla o la Humita con chala, una especie de crema de maíz, común en Argentina y que le va fetén a la carne.

El capítulo de postres lo protagoniza, cómo no, el dulce de leche. Y así, nos decidimos por un Alfajor helado de dulce de leche con chocolate águila.

La carta líquida está dedicada al vino argentino, en concreto a dos variantes. Por un lado el Malbec, en lo que se refiere a tintos y, por el otro, el Torrontés cuando hablamos de blancos. De hecho, en la propia carta de vinos de Piantao, se ve un recorrido por diferentes regiones vinícolas del país latino. Un complemento que, como dirían al otro lado del charco, hace de este banquete una experiencia re-buena.

EL IMPRESCINDIBLE es que pruebes alguna de sus piezas de carne, por suspuesto. El Ojo de bife es una auténtica maravilla pero no va a haber ni un solo corte que te decepcione.

FÍJATE EN… el altar a Maradona que hay al fondo de su salón. En palabras de Brichetto querían traer aquí lo más popular, el folklore de Argentina, su dios, su auténtica religión y así fue.

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