La Rue es uno de esos locales que podrían pasar desapercibidos entre tanto ajetreo malasañero; pero es pararse un momento en su pequeña terraza techada, y todo cambia. Las mesas de madera, el ladrillo visto o la gran cristalera con vistas al Edificio Telefónica son puntos a tener muy en cuenta. Otro tanto habría que decir de su decoración interior, donde destacan vajillas, mapas y máquinas de coser de origen francés, que dan un aspecto acogedor a este local situado en pleno meollo alternativo.
Eduardo Fernaud, canario con familia francesa, es la persona encargada de que todo luzca en su sitio. Gracias a él la crêperie se trasladó de su antiguo emplazamiento en la calle Espíritu Santo, a este establecimiento mucho más amplio y luminoso en la calle Colón. Lo que antes era take away se ha transformado en un estupendo espacio para disfrutar del brunch en las mañanas (tienen dos tipos diferentes), de sus platos estrella de la cocina francesa a la hora de las comidas, del café y sus zumos a media tarde o de sus variados cócteles y vinos franceses al final de la noche.
Su especialidad son las crêpes, con mas de 49 variedades diferentes, dulces y saladas, donde destacan las inconfundibles galettes de la Bretaña francesa. Pero si por algo es especial La Rue es por su lista de platos procedentes de la gastronomía gala. Una selección de creaciones como la Sopa de cebolla caramelizada, mantequilla y un toque de coñac; el Cassoulet canard, un Guiso de alubias con un tronco de pato y una salchicha de Toulouse; la Fondue, presentada en un pan hueco relleno de quesos fundidos como el emmental, el brie de cabra y el queso azul. Su masa, elaborada con trigo sarraceno de forma artesanal es apta para celíacos e intolerantes a la lactosa.
A todo esto hay que añadir una irresistible carta de cafés. La materia prima es un café premium 100% arábica de tueste italiano. Destaca el Barraquito canario con Licor 43, leche condensada, piel de limón y canela. Otro de los habituales en el mundo healthy es el té matcha latte, con el que además hacen una estupenda tarta. También cuentan con un café gourmand, muy típico en París, donde se puede elegir un café diferente y cuatro dulces (Tarta Tatin, Mini coulant de chocolate, macaron y helado artesanal).
Por último, mencionar todo lo que tiene que ver con sus zumos naturales y sus helados artesanos (leche merengada, chocolate, vainilla, fresa, dulce de leche). Dentro de los jugos, cada cual puede realizar su propia mezcla. Hay frutas tan exóticas como la açai, con propiedades anticancerígenas, originaria del Amazonas y nada sencilla de encontrar por estos lares. Todo ello se completa con una carta de cócteles, vinos franceses (D.O. Côte des Gascognes y Saint Mont) y sidras gallegas (pera y mora entre sus diferentes tipos). Completo es decir poco.
* Fotos Carlos León