A este paso en Madrid vamos a vivir una situación similar a la de Buenos Aires, donde a cada 200-300 pasos que camines vas a encontrarte con una tienda de empanadas argentinas. El boom que está viviendo este bocado en la capital parece estar abriendo las puertas a otros platos streetfood típicos del país andino, como pueden ser la fugazetta (una pizza originada en Buenos Aires, sin tomate, y rellena de queso con cebolla) o el choripán, un entrepan con chorizo asado a la parrilla y chimichurri tan habitual en los puestos de comida callejera de todo el país (aunque es muy popular también en Chile, Paraguay o Uruguay). A día de hoy es posible encontrar ambos en la carta de distintos restaurantes argentinos de Madrid, pero el choripán parece haber cogido ventaja e inaugura su primer establecimiento especializado en la ciudad, La Choripanería.
La encontramos, cómo no, en Lavapiés, un barrio que enarbola la bandera de la multiculturalidad gastronómica. Aquí, una pareja de amigos (argentino y mexicano) decidieron probar suerte en el mundo de la restauración trayendo a Madrid uno de los negocios más populares y pujantes de Argentina, las choripanerías, pequeños restaurantes que centran su oferta en este bocadillo de chorizo «criollo» o «parrillero» que se suele tomar como tentempié o aperitivo antes de empezar el festín de carne en las parrilladas.
La acogida del público, desde que abriera sus puertas a finales de 2020, no ha podido ser más entusiasta, especialmente entre los numerosos argentinos que cada día llenan su sala. Los choripanes, que hacen con el indispensable pan francés y chorizo elaborado por ellos mismos en su cocina (con carne de cerdo y vaca que compran a diario en el mercado del barrio), están de vicio y muy bien de precio; pero es que el local que han creado para ofrecerlas no puede tener más rollazo y está siempre de lo más animado; el futbolín instalado junto a la barra y los conciertos y sesiones de DJs que se celebran el fin de semana tienen mucho que ver en ello. Han dado en el clavo, no quepa duda.
En cuanto a la carta, incluye cinco variedades de choripanes, entre los que no podían faltar el Gaucho (con salsa chimi churri) y el Criollo (con salsa criolla). A estos se añaden el Chori Pampa (con lechuga, tomate y cebolla) y el Chori Crunchy (con patatas paja y cebolla crunchy), y una versión vegana con falafel y salsa criolla. Todos ellos se sirven acompañados de patatas fritas caseras y diferentes mayonesas para añadir (apio, ajo, aguacate, chipotle). Para los que quieran degustar otros bocados típicos del país, la casa ofrece también bocadillos especiales como el Campechano (con entraña, pimiento rojo y cebolla) o el Changuito (matambre de cerdo, pimiento verde y cebolla), además de una tabla de carnes a la parrilla ideada para compartir entre dos (chorizo, entraña, matambre de cerdo y patatas fritas).
Poco más, la de la Choripanería es una oferta corta, sencilla pero bien efectiva. Un lugar que igual nos vale para tomar unas cervezas con los amigos (tienen dos de las marcas con más tirón en el país) como para hacer una cena improvisada cualquier día de la semana, picar antes o después del cine, o para iniciar la ruta nocturna del fin de semana. Y sin tener que rascarnos demasiado el bolsillo, que cada vez son menos los lugares donde es posible comer a estos precios.