La Verónica es un lugar de encuentro, de encuentro con la gastronomía, la pintura, la música, la poesía y la literatura… ¡aquí todo es arte! El restaurante La Vaca Verónica que abrió en la calle Moratín, cerca del Thyssen y en pleno Barrio de Las Letras, a finales de los 80 es ahora un lugar para encontrarse con los platos tradicionales de Tati Casado y la visión creativa y actual de su sobrina Mariana Gyalui, promotora musical y amiga de numerosos artistas que le han arropado en este proyecto. Todo un acierto esta unión.
‘La Vaca’ se ha ido, pero han aparecido grandes piezas de diseño, como la espectacular lámpara Hausman de los años 70 (que integra más de 100 bombillas), tapices hechos de esparto y platos de diferentes colores hechos a mano por artesanos andaluces; todo bajo la atenta mirada del equipo de interiorismo Neutra y la dirección de Jesús Regueira. Una nueva luz que no se queda sólo en la decoración del espacio, también en los usos del restaurante, puedes ir y participar en una conversación sobre pintura o unirte a un taller de escritura. Un restaurante en constante cambio, abierto a la innovación y al intercambio de ideas entre personas.
Pero aquí la tradición también está presente, y se ve en la carta de la que se ocupa el chef Diego Manzanares, quien domina como pocos el recetario tradicional que tanto se predica en esta casa, al que aporta algún guiño creativo que hace sus platos aún más irresistibles. Bacalao con infusión de canela y aceite de encurtidos y Merluza de pincho con ragú de setas al ajillo son algunos de los platos más interesantes que salen de su cocina. Aunque el restaurante se ha hecho una parroquia fiel gracias sus -ya clásicos- albondigones (de rape, sepia, ternera o pollo), el arroz negro de gamba roja, su escabeche de berenjenas (disponibles en media ración, como muchas de sus otras propuestas), y el que es su plato más especial, y estrella de la antigua Verónica, la pasta fresca con carabinero. Un plato que sigue conservando su ritual, se te acercan con el plato y ves como van despiezando el carabinero, para al final dártelo desmenuzado y mezclado con la pasta. Un plato digno de dioses, que conserva el mimo de Tati Casado.
La Verónica ofrece también menú de mediodía en versión corta o larga, y un horario non-stop propio de nuestros días. En definitiva, un espacio para encontrarse con los amigos, ponerse al día entre charla y charla, o debatir sobre la última novela o película que has visto alrededor de una mesa con cocina hecha con mimo, como en casa.