‘La Taquería del Alamillo’, mexicano genuino
Irrumpió en Madrid a principios de los 2000 con el propósito de importar a la ciudad el modelo de las tabernas tradicionales de México. Pasado el tiempo, y a pesar del reciente cambio de dirección, La Taquería del Alamillo conserva intactas las señas de identidad que hicieron de él el restaurante predilecto de los mexicanos con nostalgia de los sabores de su tierra y españoles aficionados a la genuina cocina azteca: cocina casera elaborada con recetas tradicionales, un servicio afable e informal, y una obstinada política de precios contenidos. Su nuevo gerente, Miguel Grande, ha dejado su trabajo como mecánico de Fórmula 1 para hacerse cargo del engranaje del veterano restaurante, para la que cuenta con un equipo integrado en su mayoría por mexicanos; entre ellos, el primer responsable de cocina con que contó el restaurante. Así que más que continuidad, podríamos hablar de una vuelta a sus orígenes.
Su carta es extensa y fundamentada en la calidad del género, y aunque resulta difícil equivocarse en la elección de los platos, obliga al consenso entre los comensales (mientras, la casa invita a unos nachos con salsa picante para ir abriendo boca) pues contiene platos generosos, pensados para compartir. La enchilada de mole, las quesadillas con huitlacoche, los tacos al pastor y el molcajete de ternera con salsa de frijoles y queso (servido en mortero de piedra volcánica) son los más célebres. En el apartado goloso, los crepes de cajeta (con dulce de leche) resultan la mejor opción para culminar el banquete. A no ser que éste se prolongue con una de sus extraordinarias margaritas preparadas -como debe ser- en coctelera.
Sin duda, otro de los mayores reclamos de La Taquería del Alamillo es su terraza en la recóndita Plaza del Alamillo. Un enclave exclusivo, con un pequeño jardín alejado del tráfico, que presume de tener un micro-clima propio que le permite mantenerse durante todo el año. Eso sí, es necesario reservar mesa con semanas de antelación. Hay lista de espera en cuanto llega el buen tiempo porque figura en la agenda veraniega de todos los que la conocen. Un verdadero must.
