La posada del Dragón, una de las fondas más antiguas de la villa, ha reabierto sus puertas tras décadas de abandono convertido en un vanguardista hotel. Junto a ella, reaparece también La Antoñita, una antigua tienda de jabones que ahora hace las veces de restaurante y de comedor del hotel. La nueva posada conserva la estructura original del edificio, una corrala del s.XIX que alberga ahora 27 habitaciones de diseño (todas ellas diferentes) con todas las comodidades del s.XXI. Además, sus reponsables han rescatado algunos de los tesoros que escondía esta finca como la antigua muralla cristiana que corría la Cava Baja (ahora visible gracias a su suelo acristalado), el abrevadero de granito para los caballos o una antigua bañera de mármol, que ejerce ahora de lavabo en los baños. La posada, que debe su nombre al mítico dragón que estaba situado en Puerta Cerrada, sirvió de aposento a muchos comerciantes que junto a sus animales llegaban al Rastro y al Mercado de la Cebada. La estancias dedicadas en su tiempo a guardar los animales y sus carruajes conforman ahora el bar Dragónate, un espacio en torno a una vasta barra de granito y una completa oferta de servicios, para todas las horas del día : desayunos, tapas, meriendas, copas… El bar cuenta además con una pequeña terraza situada en el patio de la corrala desde la cual, si miras hacia arriba, podrás leer la historia de la ciudad escrita en los balcones. El mejor momento para visitarlo, la hora del aperitivo: buena selección de vinos, cañas bien tiradas y unas riquísimas aceitunas.
‘La Antoñita’, cocina de mercado
La Posada del Dragón recupera también el edificio contiguo, donde se ubicaba la jabonería La Antoñita, ahora convertido en un restaurante de cocina de mercado, de los mercados de Madrid (tal y como indican los rótulos de sus paredes). Género fresco y de calidad presente en un carta que varía con las estaciónes del año, aunque ya cuenta con platos imprescindibles como las croquetas tigre (sensacionales), los huevos de corral con jamón o cecina o los chipirones con espárragos trigueros. De lunes a viernes, ofrecen menú del día, a muy buen precio. Tanto a la carta como de menú, no dejes pasar el postre; nuestro favorito: Chocolate y chocolate (sin palabras).
En definitiva, un lugar donde se mezclan historia y modernidad y que va camino de convertirse de centro de interés turístico tanto por su historia como por su gastronomía.