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‘La MaMá’, producto brutal a precios más que apetecibles

Laura Sutil

*** SE HAN TRASLADADO A AV. DE BRASIL 6 ***

No es nada fácil anunciar que la cocina que se prepara en tu restaurante es tradicional y no decepcionar al comensal. No es fácil porque todos sabemos que frente a las recetas de una madre -esas son las que asociamos al concepto ‘tradición’- se para el mundo y no necesitamos más. A pesar de ello, te aseguramos que La MaMá, el restaurante que Marcos Toranzo -chef- y María Brufau -jefa de sala- tienen en la zona de Nuevos Ministerios no solo no decepciona, sino que además supera nuestras expectativas con creces. Y sí, lo hace gracias a una cocina de raíces, sin grandes aspavientos y con una revisión de las recetas de siempre que consigue que aquí nada pierda su esencia.

Empezaremos por decir que la Guía Michelin ha valorado este local de la calle María Panes comos Bib Gourmand, lo que indica una insuperable relación calidad / precio. Con unos antecedentes así, uno llega a La MaMá con buenos argumentos y deseando comer, por supuesto. Al entrar nos encontramos con un recinto no demasiado grande pero sí muy acogedor. Ladrillo visto, decoración que habla de campo, de artesanía, de tradición y unas cuantas mesitas bajas en las que predomina el color blanco, ese que nos aporta el sosiego que requiere comer aquí. Al fondo del local una zona algo más apartada hace las veces de reservado para posibles cenas o celebraciones más íntimas.

LA MAMA Restaurante Ensaladilla Rusa con crema de guisantes, atún rojo, su mojama y sus palomas

Ese campo y amor a la tierra que se palpa en el espacio habla de los orígenes de la pareja de propietarios: ambos salmantinos y, en el caso de Marcos, con raíces en Zamora. A este acento en su cocina se une la formación como chef de Toranzo, que tuvo lugar en el País Vasco y que, cómo no, trae a esta zona de la capital guiños que saben a norte. Unos matices que toman presencia en el productazo que ofrecen y que exige que la carta se renueve cada seis meses en función de la temporada.

TRADICIÓN SÍ, PERO DIFERENTE

Son muchas las personas que piensan que son las raciones más populares las que determinan la calidad del restaurante en el que estamos. Podemos decir que La MaMá es un claro ejemplo de ello. Y lo notamos nada más empezar. Su Ensaladilla Rusa con crema de guisantes, atún rojo, su mojama y sus palomas refleja completamente lo anterior y es también la muestra de la filosofía que tienen aquí. Una ensaladilla cremosita muy tradicional, pero a la que se le añade un atún rojo bien sabroso. Además, está pensada para disfrutar acompañada de las ‘palomas’, las cortezas de trigo con las que se toma la ensaladilla en algunos bares de tapeo de la zona norte de España.

Hablando de tapas, aquí muchas de las opciones de su carta se pueden pedir por medias raciones para que puedas compartir y probar un buen número de las recetas que preparan Marcos y su equipo. Además, cuentan también con un Menú de sidrería que funciona como una opción para compartir que muestra una buena parte de la carta, especialmente esa cara que más sabe a Cantábrico.

LA MAMA Restaurante Rodaballo salvaje con crema de puerro asado, tirabeques y romanescu

Tras este arranque sencillamente brutal, llega el momento de hincarle el diente a otro plato ideal para compartir: Huevo campero poché, puré de patata, trufa y setas de temporada. Una receta para tomar con cuchara y que, aunque aplica técnicas más innovadoras, sí nos sabe a casa. Tras él llega a la mesa uno de los principales: Rodaballo salvaje con crema de puerro asado, tirabeques y romanescu; pescado fresquísimo, verduras en su punto y una presentación muy atractiva.

Y después de este festival de sabores con guiño a mamá incluido, no podemos pasar por alto los postres porque sí, continúan sorprendiendo. El Cremoso de plátano con yogur con su chispa, miel de brezo, polen y helado de violetas es un postre de 10, que nos recuerda a algún batido de la infancia con el añadido del helado de violetas -un sabor que no siempre recibe alabanzas-, aquí está especialmente suave y cremoso. El tercero de los piropos que le podemos lanzar a este postre es su chispa: auténticas Peta Zetas explotando en nuestra boca con cada cucharada. Un punto y final que es una maravilla y, además, nos deja viajar a los 90 al menos durante un ratito. ¿Algo más que pedirle esta vez a La MaMá?

EL IMPRESCINDIBLE es, sin duda, su Huevo Poché, puré de patata, trufa y setas de temporada. Rico y honesto: la definición perfecta de lo que es La MaMá. Eso sí, es más que justo que tampoco renuncies al postre.

FÍJATE EN… el buen trato con el que cada uno de los integrantes de este equipo te recibe. Es motivo más que suficiente para volver.

*Fotos: Paco Montanet

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