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‘La Bruta’, día y noche en la calle Pez

Noelia Santos

*** ESTABLECIMIENTO CERRADO ***

Resulta un tanto irónico que un restaurante que se hace llamar La Bruta sea en realidad un lugar cálido, acogedor, con una decoración hogareña que refuerza el ambiente a base de paredes de papel pintado y sillas tapizadas en un suave tono pistacho. Al menos al fondo, en la parte destinada a salón comedor, porque en la zona de barra, la más visible desde la fachada de este local abierto en la transitada y malasañera calle Pez, la estética es más bien industrial, con suelo de cemento pulido, una barra de carácter tosco y apliques de hierro que caen del techo. Todo contraste, como el día y la noche; como una comida tranquila o una cena que acaba con una sesión de cócteles. Quizá por eso el sobrenombre de ‘la bruta’; por eso, y por sus 150 metros cuadrados de local.

Detrás de su apertura está el mismo equipo de Aió, el restaurante italiano de la Corredera de San Pablo; aunque la cocina que se prepara en estos fogones, de italiana tiene más bien poco -de nuevo, un giro irónico-. Aquí apuestan por la gastronomía de base española, por los sabores de las diferentes regiones y por las recetas más clásicas, las que más han saboreado Marcello Caschili, Andrea Pirastu y Julia Costa durante sus viajes por España; eso sí, reinterpretadas por su equipo de cocina, con Andrea Bushell al frente.

El tipo de cocina que elaboran se presenta en formato de raciones y medias raciones para compartir en una cena rápida antes de ir al teatro o en una quedada para comenzar el fin de semana. También de día y entre semana, porque de lunes a viernes tienen menú del día, y los sábados y domingos, brunch. En carta, platos como un tierno solomillo de buey con mojo de avellanas; la fritura al estilo andaluz, pero con gambones en lugar de pescaíto; o sus raviolis de rabo de toro, el único guiño a la cucina de la mamma que hay en la carta. De postre, tartas homemade recién hechas.

La barra -restaurada y recuperada del local que antes ocupaba este espacio- está ahora repleta de botellas, lo que indica que éste también es un sitio para salir de copas. Los cócteles son parte importante de la carta, desde los clásicos Daikiri, Margarita, Bloody Mary y Mai Tai, hasta el Vermut de La Bruta, una creación propia elaborada con ginebra. En vinos cuentan también con interesantes referencias elegidas a partir de ocho uvas, curiosa fórmula para representar a las diferentes regiones y denominaciones de origen. Y no faltan las cervezas, porque La Bruta también tiene alma de cervecería especializada en artesanas y premiums, como las Casimiro de Mahou, para tomar a cualquier hora. Y es que, aunque su cocina cierra tras el servicio de la comida, el local permanece abierto de manera ininterrumpida para quien se deje caer por el barrio hasta bien entrada la madrugada.

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