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‘Killer sobo’, inventando lo japo-castizo en La Latina

Laura Sutil

Casi cualquier cocina puede ser objeto de fusión. Y más cuando la creatividad es el principal motor. Así le ocurre al equipo de Killer Sobo, integrado por un grupo de personas apasionadas por la gastronomía y con ganas de divertirse en este local de la calle Redondilla, justo al lado de la Plaza de la Paja. Y en tan castiza ubicación no podían hacer otra cosa que recetas castizas, ¿no? Pues castizo sí, pero japo también. Porque este restaurante con alma de tasca se pasea entre las dos culinarias con maestría.

A La Latina le hacía falta un local así y no solo lo decimos por la originalidad del mix, sino también por la humildad con la que se desarrolla el proyecto. Ellos mismos nos cuentan que no tienen pretensión de convertirse en un gran restaurante y su objetivo es que la gente se asombre y divierta cuando se siente a la mesa. Por eso ponen especial cuidado al factor precios: muy, muy ajustados con respecto al productazo que estamos degustando. Y esa honestidad, además de su oferta gastro, es lo que está comenzando a conquistar el barrio.

Killer sobo, taberna japo-castiza en La Latina

Para ello cuenta con tres espacios. Una primera zona de barra con algunas mesas altas, otra con una gran mesa pensada para compartir y desde la que se puede echar un vistazo a su cocina semi-vista y, por último, una planta baja, más íntima y con una espectacular estructura, puesto que son unas antiguas carboneras remodeladas. La decoración mantiene buena parte del espíritu del establecimiento anterior, aunque sí le han dado rollete japo-castizo con algunos pósters e ilustraciones que se ven desde el exterior.

Esta ‘abuela asesina’, que así se traduce el nombre del local, viene dispuesta a hacer flipar con sus recetas de siempre pero con un giro rebelde. ¿Te sientas a la mesa?

CANALLEO VIAJERO A LA MESA

El boca a boca ha hecho que este local latinero sea ya un imprescindible en toda ruta foodie. Y mucha culpa de ello la tiene su Ramen de cocido, un plato de esos que refleja a la perfección la filosofía del local. Con este plato juegan un poco al despiste y está fuera de carta, así que es una auténtica lotería tener la suerte de probarlo. Y aunque tienen otras tres sopas japos disponibles en carta, vamos a empezar por el principio: ese picoteo informal que tanto nos gusta.

Nos sentamos a la mesa y probamos sus Koroke de patatas revolconas, que son unas croquetas niponas rellenas de unas clásicas patatas revolconas con tonkatsu, mayonesa de lima y copos de bonito. Potencia brutal de sabor que mantiene una perfecta continuidad con el Torrezno melosón con chili casero, salsa de chile dulce, cebolleta china y cilantro, también intenso, muy crujiente y con esa inesperada salsa que nos hace viajar a oriente con un bocado tan nuestro. El concepto sigue intacto también con su Oreja brava, una ración para compartir que, ojo, deben probar todos aquellos que se dicen poco afines a este platillo. Está hecha a baja temperatura y sellada en el wok, lo que le da una textura muy melosa y a la vez crujiente. Todo ello se baña con una salsa bien picante.

Killer sobo, taberna japo-castiza en La Latina

El capítulo de baos es uno de los ejes fundamentales de la carta y, aunque van variando -igual que el resto de su oferta  que siempre está en movimiento- . El pan bao es casero y es bastante más grande de lo habitual. En este capítulo tienen cuatro opciones aptas para todos los gustos. El más suave en el paladar sería el Bao de tartar de salmón con mayonesa de lima, reducción de soja, sake, mirin y encurtidos. Después, para los carnívoros habría dos opciones: el Bao de rabo de toro con mayo picante y polvo de cochino, y otra de las estrellas: el Bao de morcilla picante de León con agridulce de pimientos de piquillo y cebolla crujiente.

Y sí, llega el momento de hablar del ramen y, después de haber hecho mención al de cocido, más alternativas. Por un lado, el Ramen Tonkotsu Shoyu con panceta tostada, caldo de tuétano, cebolleta, alga nori, setas enoki y huevo. Cuentan también con una versión vegetariana, el Ramen de Shitake y alga Kombu. En este caso se prepara con caldo de verduras, se adereza con miso y sésamo, un poquito picantón y se acompaña de cebolleta, seta enoki, pak choy y huevo. De ambas recetas sorprende el espesor y sabor de sus fondos, especialmente en el caso de la versión vegetariana.

El broche de oro no se queda atrás y hay únicamente dos postres que vienen a contentar a todos los tipos de dulceros: los que prefieren algo más fresco, frutal y ligero podrán elegir Arroz con leche de nana-chan con leches vegetales y frutas. Quienes no renuncian a una buen preparación con chocolate pueden elegir el Brownie Spicy, chocolatazo con sorpresa, como su propio nombre indica. Para maridar todo ello, una pequeña selección de vinos que se adaptan a la consigna de calidad y buen precio y, por supuesto, referencias cerveceras del gusto de los artífices de Killer Sobo: peculiares pero bien pensadas.

Y es que a este espacio informal venimos a montar una auténtica fiesta de sabores fusión y, por qué no, que el canalleo nos invada.

El IMPRESCINDIBLE… cualquiera de sus Ramen porque te van a sorprender con su textura y la consistencia de su caldo. Si hay de cocido, mejor que mejor y así sientes la full experience.

FÍJATE EN… las ilustraciones de esa abuela asesina que nos encontramos en las lunas de la entrada al restaurante.

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