Existe una barrera mental incuestionable difícil de romper cuando nos dicen que vamos a ir al restaurante de un hotel y que comeremos de lujo. Su explicación, por el contrario, es sencilla: más allá del guilty pleasure que supone desayunar en sus inmensos buffets libres, la realidad es que -salvo contadas excepciones- los restaurantes de los hoteles no suelen generar demasiado entusiasmo. A menos, claro está, que la propuesta de verdad sea interesante y de calidad. Y así es como nos hemos topado con Insólito, un proyecto desenfadado que pretende (y consigue) tumbar ese muro y hacernos gozar de una propuesta gastronómica de nivel dentro del Novotel & Ibis Styles Las Ventas (c/Albacete 1, esquina con Avenida de Badajoz) en el barrio de La Concepción, muy cerca de Ventas y de Arturo Soria.
Su precioso interiorismo contemporáneo con sus curvas art déco y colores pastel inundándolo todo es carne de Instagram. Firmado por el estudio de diseño de interiores Stone Design aporta todo lo que necesita un espacio para que quieras estar en él un rato largo. El local consta de un bar-coctelería con una espectacular barra azul; una zona de mesas dedicadas a los clientes del hotel; otro espacio más grande para los visitantes que no se alojan ahí; una amplia y muy coqueta terraza junto a la piscina del hotel; y, lo más importante, su cocina a la vista. Aunque más que una simple cocina a vista hablamos de un verdadero showcooking en el que todo (excepto los hornos y sartenes) está fuera de la pecera. Sin duda un lugar fuera de lo común para encontrarse dentro de un hotel, donde su versatilidad les permite ofrecer momentos que van desde comer durante el día o la noche, hacer un almuerzo rápido o montarnos un afterwork o comida de empresa.
COCINA AL CARBÓN Y PLATOS FUSIÓN
La cocina de Insólito sigue una línea muy clara: la elaboración de platos al carbón con su horno Josper que aporta ese tono ahumado a cada receta que sale, creaciones que van cambiado por temporada. Y es que una de sus premisas es el amor por el buen producto. Se nota cómo lo cuidan para que todo lo que pruebes te sorprenda no solo por la combinación de ingredientes o el emplatado: sobre todo por el gran sabor de cada elemento. Una cocina fusión que juega con la gastronomía asiática respetando el buen hacer de nuestras raíces mediterráneas.
La carta empieza con un apartado de entrantes en el que han apostado por propuestas ligeras como su apetecible Burrata Sabanera (Ensalada de stracciatela de burrata trufada con tataki de atún rojo, tomate de huerto y piñones tostados), su estimulante Ensaladilla rusa con ventresca de atún, o uno de sus platos estrella, la Croketa Radical Vasca, unas pequeñas croquetas de chuleta de vaca con tataki de ternera encima y un toque de alioli, ¡deliciosas!
El festín sigue con los platos fuertes, entre los que destaca especialmente su jugoso y sabrosísimo Corvina con curry verde de espinacas en la parte de pescados, y De tomo y lomo, en el apartado de carnes, 300 grs. de lomo bajo de vaca madurada 30 días, acompañada de una guarnición de verduras a la brasa, que se hacen a la vez en el mismo horno Josper. Una comilona que termina con un bocado dulce de los que no saturan: su cremosa y deliciosa Tarta de queso de cabra con miel y grosella.
CÓCTELES Y VERMUT INSÓLITO
Para regar toda la comida proponen una carta con una pequeña selección de vinos que parece elegida en nombre de la rebeldía: tintos como el crianza Rioja Heavy Metal o el Toro Matso Pícaro, pero también blancos como el que probamos nosotros: un Canalla blanco con DO valenciana que entraba solo y fue perfecto en una comida donde la ligereza de los pescados ganó por goleada. Otra opción que nos parece un verdadero must es, sin duda, el Vermut Insólito, un trago artesano que infusionan ellos mismos en naranja y pomelo con un sabor brutal, perfecto para ir haciendo hambre antes de que saquen unas aceitunas de aperitivo.
Si nos apetece prolongar la sobremesa -que apetecerá, pues el sitio es muy propicio para todo tipo de comidas y cenas en grupo- nada mejor que incorporar a la mesa uno de sus cócteles insólitos. Combinados de inspiración clásica pero con sorprendentes toque de autor (tanto en los aderezos como en la presentación) que acompañan y animan cualquier reunión. La Mula de Madrid, su particular versión del Moscow Mule, y la Margarita Dinamita, son dos buenos ejemplos del buen hacer de su equipo de coctelería. Los podemos ver en acción en la majestuosa barra de la zona de bar, un enclave que recibe durante todo el día a visitantes con sed espirituosa, ya sea para tomar el aperitivo como para tomar unas copas afterwork.
Sin duda Insólito hace honor a su nombre: es un proyecto de esos de ‘ver para creer’. Y es que ha conseguido con poco esfuerzo derribar nuestros prejuicios de las cocinas dentro de hoteles gracias a una propuesta sencilla pero muy gustosa donde se notan las ganas de hacer las cosas bien y de sorprender a todo el que pase por allí.
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