‘Flax & Kale’, un flexitariano para comer bien al mejor precio
«¿Por qué lo saludable tiene que ser aburrido e insípido?», ésa es la pregunta que nos hace Mar Barri justo en el momento en el que nos sentamos en su restaurante. El concepto que lo ha reventado en Barcelona con tres exitosas sedes, llega al corazón financiero de Madrid dispuesto a conquistar también la capital. Flax & Kale Street promulga la cocina flexitariana, es decir, vegetariana pero con sabias excepciones de pescado azul. Y es que ‘saludable, sabroso y sostenible’ son los tres pilares sobre los que se asienta este gran gigante de lo healthy que a su centro capitalino trae algunas muestras de cocina callejera del mundo. Y a esas tres ‘s’, añadimos la ‘b’ de barato porque teniendo en cuenta la calidad del producto, el precio está más que ajustado.
La historia de Flax & Kale se remonta unos cuantos años atrás, concretamente a 1979. Este fue el año en el que el matrimonio Barri Carles abrió el primer restaurante vegetariano en Lleida que era, a su vez, uno de los primeros de España. A partir de ahí, su buen hacer y la firme creencia en sus principios -Teresa Carles es vegetariana desde que tenía 20 años- ha ido dando forma a la empresa actual. Flax & Kale como tal nació en 2011 y a él se han unido Mar y Jordi Barri, hijos de Teresa y Ramón. Un negocio familiar que, sin embargo, se ha convertido en paso obligado en la Ciudad Condal y que todo apunta a que será uno de los favoritos de AZCA.
A un local enorme, con grandes cristaleras y lleno de luz, se une una decoración pretendidamente callejera que es un guiño al street food que probaremos a la mesa. Así vemos, por ejemplo, unos cuantos carteles luminosos (de rollito market asiático) que se extienden a lo largo del local y que nos anuncian algunas de las estrellas de la carta. En sus mesas nos sirven los platos que previamente hemos pedido en barra con el fin de agilizar las comandas. Así, además, podemos echar un ojo a la cocina vista que es una jungla de colores apetitosos gracias a la profusión de frutas y vegetales. En este espacio de la Castellana también se ha cuidado mucho el tema de la sostenibilidad y todo el packaging es compostable, además de tener algunos elementos de mobiliario hecho con materiales reciclados.
FLEXITARIANO Y BIEN SABROSO
Según nos cuenta Mar, la idea de que Flax & Kale ampliase ligeramente sus horizontes y practicase la cocina flexitariana llegó en 2014. Ese año se dieron cuenta de que muchas personas que cuidaban su alimentación no eran vegetarianas y demandaban alguna proteína de origen animal. Así, decidieron incorporar pescado azul de primera calidad y procedente de pesca sostenible, concretamente atún y salmón salvaje de Alaska. Y es que aquí el producto es primordial: viene de proveedores top que han encontrado en su paso por la capital.
Surge así una carta que tiene algunos best seller en común con las sedes barcelonesas y también importantes novedades. Dentro del primer grupo está, por ejemplo, su Salmon & Tuna Poke Bowl elaborado con atún yellowfin, salmón salvaje de Alaska, arroz negro, quinoa blanca, aguacate, alga wakame, apionabo fermentado y kelp noodles. Un plato completísimo que engancha a los trabajadores que se acercan al mediodía al restaurante.
Antes de él, imprescindible pedir algunos entrantes de inspiración callejera como su Rainbow Colored Hummus, bien cremoso, con pan de pita casero y un colorido sorprendente o sus Kuala Lumpur’s Street Aubergine, berenjenas marinadas con miso y salsa yakiniku, una especie de brochetas vegetales y con una cobertura crujiente. Para rematar el capítulo de salados, recomendable probar su OMG! Plant Based Burger con pan brioche casero, hamburguesa plant based, cheddar vegano, ketchup y boniato japonés asado. No es una burger vegana más, prometemos que la experimentación de Teresa en la cocina tiene aquí su mejor reflejo: textura de carne, sabor ahumado y un gusto muy particular.
Como no podía ser de otra forma, en Flax & Kale cuidan mucho sus postres y muchos de ellos proceden del obrador de Lleida. De hecho, esto permite que sean gluten free (como el resto de la carta, por cierto), sin azúcares añadidos y con un uso muy controlado de los derivados lácteos. Ejemplo de ello es el Helado Fresh Young Coconut con helado de coco, piña y mango, choco ginseng don y coco tostado con cañamones. Parte de estos dulces son los que sirven en sus desayunos que sirven desde primera hora y resultan ideales para coger fuerzas antes de pasar por la ofi.
También preparan en su obrador las bebidas que aquí merecen un capítulo aparte. La kombucha se vuelve estrella absoluta con un fermentado de sabor muy suave -y múltiples propiedades probióticas por cierto-. Disponen de ellas en diferentes sabores que van desde los frutos del bosque, hasta el jengibre con hibiscus o el maracuyá con piña. Las envasan ellos mismos y en este restaurante de Madrid están contenidas en barriles que invitan al refill. Tampoco faltan los zumos, elaborados con proceso cold press, que mantiene en mayor medida los nutrientes de la pulpa.
Y es que Flax & Kale no sólo cuida de lo que comemos, sino que nos invita a disfrutar de la comida y, por supuesto, de la vida. Es fácil: en un local así y con una comida como ésta, solo hay que dejarse llevar.
EL IMPRESCINDIBLE es su Salmon & Tuna Poke Bowl porque es uno de los platos estrella de la firma Flax & Kale y su Rainbow Hummus, una aportación de la casa madrileña que está brutal. Si cualquiera de ellos se acompaña de una de sus kombuchas caseras, forma un menú de 10.
FÍJATE EN… sus mesas de colores que están forradas con unos tableros hechos a base de plásticos reciclados. Son muy fotografiables y además, por supuesto, se unen a toda la línea sostenible del negocio.
