‘El Flaco’, sabores thai y fusión asiática en La Prospe
Andy Boman es ‘el flaco’ al que se refiere el nombre de este restaurante, situado en el barrio de Prosperidad, en una de sus calles menos transitadas y, por eso mismo, silenciosa y tranquila, ideal para aparcar. Aquí, hace menos de un año, estaba instalado El Brote, la singular experiencia gastronómica dedicada al disfrute y consumo de setas de temporada.
Ahora es Boman quien se ha hecho con el local de sus amigos, cambiando la decoración, mucho más luminosa, e incluyendo elementos que nos hagan identificar al restaurante con la cocina del sudeste asiático, su especialidad. El espacio cuenta con una cocina vista al final de la sala, una barra en el centro de la misma y mesas a los laterales, también hay un par de ellas circulares y más amplias, colocadas estratégicamente en los ventanales que dan al exterior. Manteles de lino, muebles divertidos, tonos claros y lámparas realizadas con woks son sus señas de identidad, además de la cocina de fusión, cuya base es la gastronomía tailandesa, pero donde también intervienen productos suecos, japoneses y españoles, entre otros.
Un lugar de precios asequibles, con una carta no demasiado extensa y donde se recomienda acercarse con curiosidad. Aquí se pueden saborear pescados del norte de Europa -como el skrei, una variedad de bacalao-, ingredientes japoneses o producto español, siempre con la fusión como máxima y guardando el perfecto equilibrio entre dulce, salado, picante y agrio. Boman apuesta por la elaboración casera de todas sus salsas y guisos, de esta manera lo que se obtiene es un resultado único.
En su carta -donde también hay un menú los días laborables y un menú degustación muy ajustado de precio con cuatro entrantes, un principal y un postre- se pueden saborear los rollitos vietnamitas vegetarianos, envueltos en papel de arroz, que llevan pepino y nabo, entre otras materias primas; el yukke estilo sueco, una especie de tartar que realiza con el lomo alto de una ternera de Ávila y que lleva pera japonesa nashi, un poco más ácida y dulce que la nuestra; el rollo crujiente de pato pekinés, confitado con salsa hoishin y chile picante; los chipirones frescos rebozados en panko y con mermelada espesa de chile; los baos al vapor de panceta confitada en caldo cantones; el satay hecho con contramuslos de pollo de corral y una salsa de cacahuetes suavizada con leche de coco; y como colofón un curry verde de mar con albahaca thai, que incluye bacalao, langostinos, mejillones, almejas y mariscos varios.
Aún debería quedar sitio para el suculento postre, El Flaco Mess, de tradición británica, que rinde homenaje al clásico Eton Mess, y que aquí además lleva sorbete, merengue, caramelo de pimienta, cardamomo, crujiente de plátano, piña, helado de chocolate y de frambuesa. Un verdadero fin de fiesta. Todo ello se debe acompañar con algunas de sus cervezas artesanas, entre las que se incluye una tailandesa y una sueca. Aunque también cuentan con una carta de vinos, realizada por Hiroshi, el sumiller del reconocido Miyama, en la que han incluido unos cuantos por copas.
* Fotos Carlos León
