Pizzas, hamburguesas y perritos calientes. El manido y explotado trío de la cúpula fast food ha ido cada año superándose así mismo. Ingredientes de calidad, salsas caseras y masas con horas de fermentación. Al menos en Madrid se ha producido un burger boom sin precedentes y una colonización de las pizzas napolitanas como nunca antes se había visto. Los perritos en cambio nunca llegaron a despegar del todo. Como si no tuvieran lo que hay que tener para alzarse al estrellato… hasta ahora. El hotdog por fin se ha unido a un sabor que parece caído del cielo gracias a Döggo, una enseña cañera que cuenta con dos locales en Madrid: Chamberí (Calle Juan de Austria, 25) y Pozuelo (Calle Atenas, 2)..
Para conocer Doggo debemos conocer a Javier Kirschner, amante de todo bocado rebosante de sabor que vaya entre pan y pan. Según nos contó, fue su padre quien le fue introduciendo en el arte del buen comer en casa. Gracias a él empezó a descubrir platos y recetas de diferentes puntos del planeta, de manera que un martes cualquiera sorprendía a toda la familia preparando una sopa vietnamita como entrante y un curry verde con arroz como principal. Pero un día se inventó las salchichas que sentarían la ilusión de su hijo por crear su proyecto: salchichas de carne picada frescas y de gran calidad, elaboradas artesanalmente. Y aunque esta historia, un viaje sabático (que incluyó el trabajo en un chiringuito en Sudamérica) y la ganas de ofrecer un formato fast food de verdadera calidad fueron los cimientos de Döggo, el concepto dio un paso más allá.
SABROSOS RELLENOS CON SABORES DEL MUNDO
Döggo es mancharte el morro con fast food de autor y buena materia prima. Contundentes rellenos a base de diferentes carnes y en varios formatos, siempre dentro del clásico formato de pan de hotdog. Huyen de la típica salchicha para darle al proyecto otra dimensión y emplean salsas y condimentos especiados elaborados con sus propias manos. ¿El resultado? Bocatas inspirados en recetas internacionales pero siempre con un toque personal, donde podemos catar mezclas bien cañeras. El pan que utilizan, además, es un dulce brioche de masa madre traído de un obrador de las afueras de Madrid. Elegido concretamente para aguantar bien las salsas, ya que no se rompe con facilidad. Y todo esto se disfruta en sus dos locales, de un rollo honesto y desenfadado, donde no solo encontramos cómodos sillones, neones o ese aura “oscura” de garito nocturno que lo caracteriza, sino también una bonita barra preparada para darnos las mejores noches gracias a sus cócteles. Sin duda el sitio perfecto para una cita en pareja o una cena entre amigos, birras y risas.
Para reinventar el mundo de los perritos calientes, los creadores han diseñado escueta carta (8-9 opciones para elegir) pero de recetas bien sabrosas y contundentes (con un solo plato te llenas tanto que quizá no llegues ni al postre). Entre ellas, el que fue su primer hotdog sin salchicha: Don Pancho, un perrito relleno de carne especiada (tipo taco de cerdo duroc) mezclada con pimiento rojo y verde pochado, maíz dulce, cheddar, guacamole, pico de gallo y jalapeño picado. Y de ahí saltamos a otro de sus must, el Doggo de Albóndigas guisadas en nuestra salsa de tomate dulce tipo currywurst, queso havarti y cebolla morada (una adaptación de las que hace Berasategui).
La fiesta sigue con recetas como el Mr. Pig elaborado con jugoso pulled pork en salsa BBQ y mezclado con queso, pepinillo, aros de cebolla morada a la plancha y fritos BBQ; el de Gamba Cósmica, preparado con gambón a la plancha con cebolla morada, base de lechuga, crema cajún y cilantro; o su ya mítico Pato Chun Lee 15, de influencias chinas, relleno de confit de pato, lechuga, havarti, pepino y cebolleta, acompañado de salsa pekinesa y un toque de ralladura de naranja.
También ponen atención a los entrantes, como el Hummus de tomate seco (dulce por el tomate, orégano y un pan de pita que le traen de Israel, muy esponjoso); los nachos, que llevan carne y guacamole y pico de gallo, todo casero; o las Alitas de pollo thai (van en comederos de perro) que están marinadas durante 48 horas, bien crujientes y jugosas. Sus adictivas patatas fritas y la melosa ensalada de col que acompañan a cada perrito, son opciones caseras -como todo lo que encontramos aquí- perfectas para una experiencia redonda.
DÖGGOS + CÓCTELES
La oferta líquida de Doggo no se queda atrás, y es que todos los cócteles de su carta han sido creados específicamente para maridar los hot dogs de su propuesta. Por ejemplo el Guanche se saborea mejor con el Sevilla Spritz, que elaboran a base de ginebra, Martini rubio, triple Sec, zumo de lima, zumo de naranja, sirope y Sprite. Su Doggo Lennon (su opción veggie) a base de masa fresca de alubia roja, garbanzo, maíz, cilantro, cebolleta, chipotle y especias, sienta mucho mejor acompañado de su Pisco Sour. Al igual que su jugoso Doggo de albóndigas entra de miedo junto a su cóctel Pinky Blinder, preparado con ginebra, shrub de frambuesa, zumo de lima, sirope & ginger beer. ¿Lo mejor? El sabor de la mezcla, y también que si pides perrito y cóctel te sale mejor de precio que si lo cogieras por separado.
El punto y final lo ponen sus dos postres, pero solo si nos queda hueco aunque, ya sabemos, siempre hay quien se queda con ganas de ese último toque dulce. Para saciarlo proponen un Brownie tipo coulant de chocolate con helado de caramelo salado o una refrescante Tarta de limón.
Sin duda alguna Madrid ya es, gracias a sitios como Döggo, un lugar perfecto para disfrutar de los hotdogs como nunca antes se había visto: con creatividad, sabor y diversión por todo lo alto, ¡y a precios de los difícilmente se encuentran ya!