‘Bichopalo’, comer muy bien por muy poco en Chamberí
Qué gusto da sentarte a comer bien de verdad, irte llenito pero no pesado y, lo mejor, haberlo hecho por un precio súper asequible. Estas son algunas de las claves de Bichopalo, el restaurante de alta cocina que dio sus primeros pasos en un puesto del Mercado de Barceló y terminó montando su pequeño templo a solo unos metros de Ponzano, en el número 39 de la calle Cristóbal Bordiú.
El bichopalo es ese insecto que siempre parece lo que no es, y en eso quisieron basar su cocina los dos talentos detrás de este proyectazo: una propuesta con platos tradicionales pero ejecutados de la forma más inesperada y creativa. ¿Los responsables? Daniel y Guillermo Pozuelo. Guillermo al mando de sala y bodega, siendo Daniel el chef y propietario del local, con la fortuna de haberse formado antes en fogones de referencia como Arzak, DStage, Alboroque o el Casino de Madrid.
PEQUEÑO Y SILENCIOSO TEMPLO GASTRONÓMICO
Al entrar al local nos encontramos con un ambiente minimalista en forma de una barra que ocupa prácticamente todo el espacio, además de unas pocas mesas y una acogedora sala al fondo ideal para reservar una cena entre unos pocos amigos. Un aura relajada y silenciosa donde solo verás a una persona cocinando y a otra sirviendo, además del chef que anda rondando por ahí y supervisando que todo está como debe estar. Y no hace falta más: comer en Bichopalo es comer de Estrella Michelín a un precio imbatible (35 € el menú degustación). Ni más, ni menos. Un único menú degustación de seis pases que van variando en función de los productos de temporada de los que disponen. Una aventura al paladar que te deja con la sensación de haber invertido muy demasiado bien cada céntimo.
MENÚ DE 6 PASES, PLACER INFINITO
El menú que tuvimos la suerte de probar consistía en un entrante de Cogollos a la brasa con migas de atún, aire de apio y ponzu con un toque de jengibre. Revolver y comer. Una buena mezcla de sabores y un aroma a fuego que te deja con ganas de más. Seguimos abriendo boca con su versión de los clásicos Huevos rotos a baja temperatura con una deliciosa crema de champiñones y tierra de setas shiitake parecida al pan rallado pero, obviamente, con ningún parecido a su sabor: la seta en formato arenoso aporta una muy buena consistencia final antes de llevarnos la cucharada a la boca.
El tercero en discordia fue un sorprendente Dumpling de jabalí con un fondo de ave agripicante. Si cortas todo (masa incluida) y vuelves a mezclar, la crema de abajo se funde y lo convierte en un plato muy, muy sabroso. Ah, y lo del agripicante se lo han tomado en serio, así que si no eres fan de sentir esa intensidad en boca… mejor que lo avises antes. Aunque a nosotros nos pareció que tenía la potencia justa y necesaria para relajarlo con el siguiente plato del menú: una suave Dorada frita con salsa holandesa y limón negro. Un limón que se comercializa una vez hervido en agua y sal que han dejado deshidratándose en el desierto (con la arena y el sol termina quedándose negro).
El penúltimo pase fue un sabroso y contundente Lomo de venado a la brasa con trompeta de los muertos, cebolla y lascas de trufa. Una combinación perfecta antes del último bocado: su postre de Leche con galletas, que consistió en una crema de Galleta María, helado de almendra tostado, espuma de leche con canela y culminan con un mochi planchado (o aplastado, para que lo visualices mejor) en forma de muñeco de galleta de jengibre. La guinda del pastel más cremosa y dulce que podíamos pedir. Si a todo esto le sumamos su carta de vinos poco convencionales, una caña bien tirada o uno de sus vermuts la experiencia no hace más que mejorar (y la subida del precio no altera, ni mucho menos, el ajustadísimo precio final.
Todo un viaje de aromas y sabores a través de los sentidos y con giro de tuerca que nos dejó con muchísimas ganas de volver. Por supuesto, una propuesta genial para foodies que no se pierden una, pero también para amantes puntuales de la gastronomía que quieran comer de auténtico lujo sin sentir que les han robado el dinero: solo el corazón.
