Una enorme escultura dorada de Diana Cazadora en el número 31 de la Gran Vía nos indica la localización de una de las terrazas más fastuosas del centro de la capital. Y es que la diosa romana de la cacería ha sido elegida para presidir uno de los dos torreones que coronan la última planta del Hotel Hyatt Gran Vía, ahora convertida en una terraza-jardín para disfrutar de las noches de verano en lo más alto de la Gran Vía. Un espacio que, si bien nos gusta por sus vistas, nos acaba de conquistar por su mood elegante y romántico en el que el color blanco, las mesas de mármol y la vegetación lo invaden todo.
Desde el propio nombre de la terraza hasta la forma de designar los cócteles dentro de la carta, aquí todo nos abre las puertas al reino de los dioses. Como si de su templo se tratase, la primera que nos recibe es Diana, que aparece representada rodeada de una jauría de cinco perros y porta un arco que dispara directamente al ave fénix que está atacando a su enamorado Endimión. Esta escultura del amante prohibido está situada en la parte más alta del edificio de enfrente (el 68 de Gran Vía), creando un diálogo entre estos dos personajes ubicados a ambos lados de la Gran Vía. Y así, con esta trama de amor y pasión, se labra una carta de cócteles y picoteo que no deja indiferente al visitante.
TRAGOS Y BOCADOS DEL OLIMPO
Se ocupa da la oferta gastro y mixológica de El Jardín de Diana, Hielo y Carbón, el restaurante ubicado en la primera planta de Hyatt Center Gran Vía. Aunque para este espacio han ideado una carta mucho más sencilla y ligera, especialmente pensada para los meses de verano. Según nos comentan desde el hotel, se trata de un picoteo informal perfecto para acompañar a su selecta carta de cócteles de autor. Así, por ejemplo, podríamos abrir boca con uno de sus cócteles de autor, el Diana Jerezana, un combinado de Amontillado Viña AB, licor de maraschino, Pedro Ximénez, piña y naranja, que resulta súper ligero y refrescante. O con el Gran Vía Thai, preparado con ron, Cointreau, Seedlip Grove (destilado de cítricos sin alcohol), zumo de piña, sirope de almendras y zumo de lima; una fórmula con un resultado algo más dulce en el paladar pero igual de recomendable.
Aunque el best seller de El Jardín de Diana es el Mexican Mojito, una original mezcla de tequila reposado, pitaya (conocida como ‘fruta del dragón’ y que otorga ese característico color rosa al cóctel), lima, sirope de ágave, menta y soda. Después de leer la lista de ingredientes, pensarás que tendrá un sabor no apto para todos los paladares pero te prometemos que probarlo es uno de los must de esta terraza. No obstante, hay tres variedades más de mojitos (Caribbean, Russian y Mediterranean), uno de los combinados estrellas del verano, aunque ninguno de ellos corresponde a la fórmula original, resultan igual de efectivos contra las altas temperaturas.
Por otro lado, si se trata de dar inicio a la degustación de su carta, es recomendable probar sus Croquetas artesanas de cecina de León o, para los paladares más viajeros, sus Arepas de gambón y camarones con mayonesa de chipotle. En esta línea, hay más bocados internacionales como el Bao de rabo de toro, el Ssam de pollo a la brasa o las Mini burgers con tres quesos diferentes que nos permitirán hacer una pequeña cena informal a medida, llena de sabores del mundo.
Si pasamos a la parte dulce, aquí también encontramos algunas paradas obligatorias. Por ejemplo, si eres un auténtico chocolate lover, imprescindible su Bizcocho de chocolate con con crema de chocolate blanco y Oreo, ¡brutal! Aunque no desmerece su Tarta de queso con crumble crujiente y frutos rojos, la opción que siempre pone a todos de acuerdo.
A estos bocados y tragos propios del Olimpo, se unen las sesiones musicales que tienen lugar los jueves, viernes y sábados y que van variando de estilo para ofrecer al visitante una experiencia redonda.
LO MÁS RECOMENDABLE es, sin duda, sus cuatro tipos de mojitos. Todos originales y muy resultones, nada que ver con lo que hasta ahora conocíamos como tal.
FÍJATE EN… Al final de las escaleras de caracol que nos elevan a la última planta del edificio podemos ver una viga metálica con un orificio. Se trata de una reliquia de la Guerra Civil Española, ya que se vio afectada por un proyectil lanzado desde Casa de Campo al edificio de la Cadena SER y cuya trayectoria se desvió hacia el que hoy es el Hyatt Centric.