‘Bar Manero’, un sofisticado bar de tapas junto al Retiro
Todo turista con inquietudes foodies que visite la ciudad de Alicante lleva seguro en su lista de sitios de visita obligada Bar Manero, un elegante local de tapas gourmet y platillos delicatessen que, desde su apertura en 2018, se ha ganado el respeto de todos los aficionados al buen comer, por la excelencia de sus platos y las materias primas que se emplean en todos ellos. Este «bar boutique» es otro de los proyectos de éxito del empresario Carlos Bosch, que ya había llamado la atención de los alicantinos con el restaurante El Portal, del que solo le separan unos metros de distancia. Y es al mismo Carlos al que tenemos que agradecer la llegada de Bar Manero a Madrid, concretamente a la calle Claudio Coello, justo al lado de El Retiro, donde los madrileños vamos a poder disfrutar de todos esos platos que triunfan en Alicante más alguna que otra novedad creada expresamente para el público de la capital que, como ha podido comprobar, se muestra más receptivo a propuestas que se salen de lo tradicional.
Lo primero que nos llama la atención del Manero madrileño es su impresionante interiorismo que lleva la firma -siempre reconocible- de Lázaro Rosa-Violán y Raquel Giménez (del grupo de restauración al que pertenece Bar Manero). Ambos han dotado a este estrecho pero alargado espacio de un elegante y cautivador aire neoclásico que recuerda mucho a las coctelerías europeas de principios del siglo XX, período del que podrían haber recuperado esa majestuosa (aunque totalmente nueva) barra de madera y zinc que nos recibe a la entrada, la caja registradora, las lámparas de cristal de Murano o los tapizados de tela de la paredes.
Otro aspecto que lo hace singular es su estructura, pues el espacio se estructura orgánicamente en cuatro salas: una barra castiza a la entrada en torno a la cual se reparten unos cuantos veladores para picar o comer de manera informal; un mostrador con unas pocas sillas altas donde podemos ver cómo preparan buena parte de los platos fríos del restaurante (quesos, ibéricos, conservas, mariscos); una coctelería con butacas y mesas bajas que también se emplea como comedor en horarios de comida y cenas; y, finalmente, un exclusivo reservado. Como afirman sus responsables, en Manero hay muchos bares dentro de un mismo bar, y esa es una de las razones que lo hacen tan especial.
Aunque lo que aquí realmente importa es lo que se come y se bebe, y en Bar Manero podemos asegurar que el listón está muy alto. Y eso se debe a que el producto es el eje en torno al que gira toda su oferta. Carlos Bosch se ha ocupado de seleccionar personalmente todos los proveedores de marisco, ibéricos, salazones y queso que aquí se sirven. Pero es que además cuenta con su propia marca de productos, que van desde conservas producidas en pequeñas conserveras gallegas que tienen entre sus preceptos la trazabilidad, la artesanía y la sostenibilidad como leit motiv, a vinos (hay etiquetas de las DO Rueda, Duero, Ribeiro, Monastrell o Jerez, por citar algunas), moscatel, cavas y champagnes creados mano a mano con productores de toda España.
TAPEO ELEVADO A OTRO NIVEL
Con esto, ya sabemos que pidamos lo que pidamos, ya sea en la zona de barra o en el comedor, el nivel está más que garantizado. Su carta es, además, bastante extensa por lo que es posible acudir en repetidas ocasiones y no tener por qué repetir platos. Aunque, claro está, hay algunas propuestas que son impepinables y va a costar no incluirlas en la comanda pese a que las hayamos tomado en una visita anterior. Una de ellas es la Ensaladilla rusa de ventresca de atún que sigue fielmente la receta de la madre de Carlos; al igual que el Canelón de atún, con tomate, cebolla y pasta de espinaca, un plato que prácticamente ha desaparecido de la carta de los restaurantes y que aquí adquiere la categoría de estrella. Otro imprescindible es el Bocata de calamares que aquí preparan en pan de mollete de Antequera – y con mahonesa de ajo negro; un bocado excelso, sí, aunque en su descripción deberían indicar que se trata más de un bocatín que de un bocadillo para evitar decepciones.
Otros platos estelares son su celebrado Bikini de salmón ahumado y caviar y el Lobter roll con cangrejo real y bogavante, un plato creado específicamente para este Manero capitalino. Para este último se han inspirado en la receta de un conocido bar de Miami aunque, para hacerlo aún mucho más disfrutable, han creado un pan brioche a medida con la ayuda de John Torres. El resultado, como debéis comprobar, es deslumbrante; es lógico que esté entre los superventas de la casa. Ya en el apartado de salazones y chacinas, no hay que perderse la Ensalada de mojama con (un espectacular) tomate raf de Almería, la Lama de hueva de Maruca 0 la Tabla de embutidos de Pinoso en el que se incluyen una longaniza blanca y una butiffarra negra fuera de lo común.
Quisquillas de Santa Pola, Ostras Cadoret, Cangrejo Real… el apartado de mariscos es de lo más top aunque inevitablemente va a incrementarnos bastante el ticket medio. A lo que no debemos renunciar, bajo ningún concepto, es a los platillos que incluye su capítulo de postres en el que se mantienen las magníficas sensaciones. Desde el Flan de queso, hasta el Helado de turrón de Jijona o una golosísima Torrija con helado de vainilla, cualquiera de sus propuestas es acertada antes de poner rumbo a la barra de cócteles situada al fondo del espacio. Allí podremos cerrar convenientemente la noche con alguna de las creaciones desarrolladas por su equipo de mixología, mientras disfrutamos de un animada conversación y de la genuina banda sonora que su artífice, Carlos Bosch, ha seleccionado para este espacio neocastizo: clásicos en español de los 60s, 70s y 80s, que incluyen desde coplas y pasadobles a estrellas de la canción melódica como Julio Iglesias o Camilo Sesto.
EL IMPRESCINDIBLE… El lobster roll y el canelón son una auténtica gozada.
FÍJATE EN… Si en la banda sonora de la sala suelen sonar éxitos del pasado, en los baños cambia a ¡chistes de Chiquito de la Calzada!
