‘Dewar’s Scotch Egg Club’, la fiesta foodie del verano
El maridaje entre comida y bebida es, además de una de las tendencias gastronómicas en alza, uno de los principales placeres de la vida. Conseguir el equilibrio perfecto entre la parte líquida y el bocado no es fácil y por eso, cuando se consigue, se organiza una fiesta. Un gran evento para celebrar la gastronomía, el buen whisky, el verano y el tiempo con amigos. Así fue Dewar’s Scotch Egg Club, la fiesta que consiguió transformar la Real Fábrica de Tapices en un templo consagrado a los foodies.
Durante las jornadas del 21 y 22 de junio, la marca de whisky Dewar’s y sus diferentes etiquetas-Dewar’s 12, Dewar’s White Label y Aberfaldy 12- dieron comienzo al verano con un macro evento. En él no solo se podía disfrutar de diferentes cócteles preparados con las tres referencias, sino que además se ofrecía un maridaje ligado a la marca desde sus inicios: huevos escoceses. Risotto, carne estilo tartar y pollo a la mostaza eran los tres sabores de estos scotch egg, que son, por qué no decirlo, una delicia. Y es que fue Tommy Dewars, el padre de esta destilería y criador de gallinas, quien decidió unir estos dos pilares de su vida que dan lugar al Dewar’s Scotch Egg Club, el evento exclusivo que recorre el mundo en formato pop up.
En su paso por Madrid, numerosos influencers y curiosos quisieron formar parte de la fiesta foodie del verano. En ella, el monologuista Ángel Martín ejerció como maestro de ceremonias antes de que comenzasen a pinchar los DJ’s, con un ritmo que se alargó hasta la 01h. Además de comida, bebida y un ambiente excepcional, en este selecto Club había lugar también para unas cuantas actividades, photocall y juegos. La acción no se detenía ni un momento; tanto en la parte interior como en los bonitos jardines de la Real Fábrica de Tapices. Y, por si toda la diversión fuese poca, una Barber shop improvisada ofrecía un cambio de look a quien quisiese explotar al máximo esta experiencia.
Todo ello podía armonizarse con algunos de los cócteles más especiales preparados por los expertos bartenders que hacían bailar las cocteleras tras las barras. Entre sus creaciones, el cóctel The Blue Hen con Dewar’s 12, dulce y con un toque de pera fue todo un descubrimiento. También había quienes se decantaban por un sencillo whisky con Ginger Ale o, para los que buscaban emociones fuertes, el cóctel Chicken Label que incluía cerveza y salsa teriyaki entre otros ingredientes.
Así, entre cócteles y el sabroso gusto de los huevos escoceses nos trasladamos en el tiempo entre sofás chester, música, risas y una buena dosis de maridaje, de ese que hace que la vida sea un auténtico placer.
