Los finalistas del III Campeonato Demos la vuelta al Día se quedan sin vacaciones este verano. Y con mucho gusto, porque desde el pasado mes de junio han comenzado un proceso de formación de la mano de reputados chefs y empresas de restauración que les acompañarán en su camino hacia la victoria el día de la final, prevista para finales de año. Hasta entonces, tendrán que aplicarse para aprender con los mejores en las diferentes masterclass y pruebas programadas, como las que tuvieron lugar los pasados días 8 y 9 de julio en La Rioja, unas jornadas divertidas que, además, han supuesto una novedad, pues han sido las primeras pruebas realizadas fuera de la Comunidad en las tres ediciones del campeonato.
Durante el fin de semana, los 12 finalistas realizaron una inmersión total en el mundo del vino, y el punto de partida no podía ser otro que la conocidísima calle Laurel, célebre por la cantidad de bares de tapeo y pinchos típicos acompañados por los mejores vinos de la región. Pero los finalistas no lo tuvieron nada fácil para degustarlos: primero debían participar en una suerte de ‘Laurel Express’ gastronómico, una gymkhana en la que tenían que descifrar las pistas que iban encontrándose en su camino; solo resolviéndolas -siempre con la colaboración de los viandantes y habituales de la zona- irían directos a los bares más afamados, como La taberna del tío Blas, D.O. Laurel, De perdidos al Rio’s, El Canalla o La Tavina.
Así estuvieron durante una hora, recorriendo Laurel de arriba a abajo organizados por parejas -un foodie y un chef-. Los más rápidos fueron Esther Barroso y Rodrigo Martín, y su premio, un comodín que podrían utilizar en la prueba del día siguiente: una jornada de catas en la bodega Viña Real, una de las más vanguardistas de La Rioja, perteneciente a la internacional Bodegas Cvne. El recorrido por la bodega formaba parte de la prueba, pues los participantes debían tener los ojos bien abiertos, así como el olfato y el paladar, para aprender tanto del proceso de elaboración del vino como de los aromas, los matices y diferentes variedades de caldos de la bodega ya que la prueba final consistía en elaborar el suyo propio. Aquí, los ganadores fueron Ramón Jimenez e Ignacio Martinez con su vino Punch de Cvne, que así fue como lo bautizaron.
Y tras la prueba, llegó el momento de las degustaciones gastronómicas con unas increíbles vistas que permitían divisar desde los ventanales de la bodega hasta el País Vasco y Navarra. Los protagonistas no podían ser otros que los aperitivos de la región maridados con los mejores vinos que, incluso, en alguno de los platos se convirtieron en un ingrediente más, como fue el caso de una ensalada hecha con vino. De hecho, ese plato supone la inspiración para superar el nuevo reto que se plantea en el horizonte de estos aspirantes a ganadores. Y es que, durante el verano, tendrán que preparar un plato en el que el vino sea protagonista para presentarlo en el mes de septiembre, fecha prevista para la siguiente formación en Madrid. Hasta entonces, tienen tiempo de hincar codos y disfrutar preparando su prueba, una puerta abierta hacia la victoria.