‘Maison Glacée’, helados de culto
Quien dijo que los helados eran solo para el verano es porque no había probado los de Maisson Glacée. Esta firma creada por el reconocido pastelero Ricardo Vélez elabora los helados más buscados de la ciudad. Suena a frase hecha, pero basta probar cualquiera -y subrayamos cualquiera- de la docena de sabores disponibles en su tienda de Ibiza, 42 o el elegante establecimiento, de impoluto color rosa, abierto junto al parque de El Retiro, en Alcalá 77, para comprobar que estamos en lo cierto. Despeja también cualquier duda el sobrenombre con el que se presenta al público la marca: Helados de culto.
Cada uno de los helados se ha hecho con unas especificidades. Todos ellos están elaborados con leche ecológica de la Comunidad de Madrid, aunque presentan diferente cremosidad y textura en función de sus ingredientes. Por ejemplo, el de Avellanas del Piamonte es el más denso -aún así es un sabor que no cansa- y el de Tarta de limón, el más suave y cremoso, también del que sus autores se sienten más orgullosos pues es la versión en helado de uno de los postres estrellas de su pastelería Moulin Chocolat, con la que comparte portal en la calle Alcalá. Otro de los dulzones a los que no se le puede perder la pista es el de Leche merengada y tocino de cielo; sencillamente irresistible. El chocolate, cómo no, también tiene su presencia en este mostrador y lo hace con un potentísimo helado de cacao procedente de Venezuela, al que han denominado Puro Venezuela. Éste último es el compañero más querido del de Vainilla y ron Havana 7, otro de los hits de la casa.
Y para cerrar, claro que sí, una ración de fruta gracias a sus sorbetes (así denominan aquí a los helados de fruta, que no contienen leche): el helado de Fresa con lima, hará que olvides de golpe todos los helados de fresa que hayas probado antes porque, claramente, es otro nivel. Más exóticos, pero igual de sublimes, son de el de Mango con jerez y Piña con Jack Daniel´s, muy apropiados también para los que prefieren aventurarse con nuevos sabores.
Todos estos sabores están disponibles en diferentes formatos. Desde la tarrina pequeña, hasta otra más grande, el recipiente de medio litro para llevar a casa o el clásico cono de barquillo. Éste último es especialmente recomendable porque se prepara casi al momento, a los ojos del cliente, logrando un resultado mucho más gustoso y crujiente que los barquillos convencionales. Otras opciones igual de tentadoras, especialmente entre los más golosos, es acompañar los helados con un gofre recién hecho, o tomarlos en el interior de un brioche, opciones ambas que podríamos calificar de orgásmicas.
A estos productos que podríamos calificar de «alta heladería» se une también una filosofía consciente. Aquí todo es sostenible: desde las tarrinas, hasta los envases de los productos gourmet o, por ejemplo, las cucharillas con las que nos comemos los helados. Y un último dato: Maison Glacée ampliará su oferta en breve con postres elaborados a la vista del clientes y que podremos maridar con vinos o champán, algo hasta ahora inédito en nuestra ciudad. La aventura promete, por lo que os recomendamos seguirle la pista.
