Aunque su origen tiene lugar en Europa (Suecia y Dinamarca fueron los países que popularizaron su consumo a principios del s.XX), el cinnamon roll o rollo de canela es considerado a día de hoy un dulce típico americano. Y, como todo producto made in USA, ha sido importado a todos los puntos del planeta, convirtiéndose en uno de los postres más populares en Canadá y muchos países latinoamericanos, donde este bollo ha dejado de ser un mero acompañante del té para ganar entidad por sí mismo.
Los rollos de canela, en cambio, nunca tuvieron mucho predicamento en nuestro país, razón por la que Estefani Valdés y Javier Villamediana, se marcaron el reto de crear afición entre los madrileños a este bizcocho que tan buenos momentos les proporcionó durante sus años en Venezuela. Para ello, emplearon sus conocimientos de repostería, aplicando a la masa un proceso de fermentación lenta (esta modalidad permite que las bacterias consuman los azúcares de la masa para que el producto final sea más tierno y ligero) e incorporando otros ingredientes y toppings que compensen su potente sabor a canela. Su primera base fue Malasaña, a la que posteriormente sumaron otras dos, en el Centro de la ciudad y en el barrio de Salamanca.
El resultado final es un Roli Roll, un cinnamon roll más ligero y esponjoso pero igual de goloso que el americano, pues incorpora un frosting de queso crema con azúcar glacé que lo hace realmente adictivo (aunque también los tienen con la receta original, sin frosting). Sobre esta capa, se pueden añadir diferentes tipos de toppings, multiplicando las opciones de disfrutar de sus rolis: con Nutella, Kinder Bueno, galleta Oreo, Lotus, pistacho o manzana caramelizada. En total, hasta 10 variedades distintas,, a las que periódicamente se añade una ‘edición limitada del mes’ y otros sabores de temporada.
Los elaboran a diario en cada una de sus tienda-obrador, punto desde el que distribuyen para toda la Comunidad a través de distintas plataformas de delivery (si eres de fuera de Madrid ciudad contacta con ellos para que te incluyan en su Roli Ruta), cumpliendo así con su misión de ir extendiendo su consumo. Luego tú ya decides el tamaño, medianos o pequeños, las unidades y los toppings; incluso puedes encargarlos en formato tarta (la Rolicake, de 25 cms de diámetro) si tienes algo que celebrar o quieres sorprender con un regalo original.
En el mismo espacio cuentan con cafetera y una pequeña barra para los que quieran desayunar o merendar con las tentadoras versiones de sus rolis. Y es que, como dicen sus autores, ¡tienen mucho rollo!
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