El cocido de ‘Malacatín’, un plato ajeno a todas las modas
El barrio de La Latina es conocido por todos por su desbordante oferta de cañas, tapeo y copas. Locales que, en muchas ocasiones, tienen una vida efímera pues responden únicamente a conceptos trendy o hábitos puntuales del público. Aunque sí es cierto que hay unas enseñas de la zona que escapan a todo tipo de modas y mantienen el favor del público durante décadas pues han sabido ganarse el favor de distintas generaciones, algunos incluso elevan la cifra a más de un siglo. Es el caso de Malacatín, uno de los Doce Restaurantes Centenarios de Madrid y conocido en todo el mundo por su cocido.
Un plato que en esta antigua taberna de la calle Ruda, ahora en manos de la cuarta generación de la familia Díaz, siguen elaborando conforme a la receta original de 1895, cuando empezaron a ofrecerlo al público. Incluso mantiene el laborioso proceso para preparar la sopa en el que emplean nueve ollas para elaborar diferentes caldos que van mezclando con mucho mimo durante varias horas el día anterior. Porque el cocido de Malacatín se sirve, como gusta en Madrid, en tres vuelcos: primero, la sopa de fideos; después los garbanzos con el repollo y, por último, las carnes. Carnes que han sido seleccionadas de forma concienzuda y que son otra de las claves para dar a este plato un sabor único: garbanzo de Castilla, chorizo de León, morcilla asturiana, codillo ibérico, morcillo de ternera, tocino de veta, gallina y manitas de cerdo. No faltan las patatas, las piparras y una salsa de tomate con comino que ayuda a digerir mejor este opulento plato.
Y, ojo, que a diferencia de otras casa de cocidos, Malacatín no abre únicamente a mediodía: sus puertas están abiertas desde las 11h de la mañana para aquellos parroquianos que quieran pasarse a tomar un caldo calentito (algunos incluso lo recogen para llevar a la oficina) o tomar una degustación de cocido, una cazuelita de barro con garbanzos, tocino, chorizo y morcilla que puede tomarse también a mediodía (solo en barra) e incluso por la noche.
MUCHO MÁS QUE COCIDO
Aunque Malacatín se ha hecho famoso gracias a su cocido, también es un sitio más que recomendable para tapear a base de platos castizos como callos a la madrileña, albóndigas caseras, croquetas, chuletas de cordero o bacalao confitado. Platillos que animan a degustar en una especie de menú degustación a medida (dos platos + dos bebidas: 16€) las noches de miércoles a sábados.
A pesar de conservar el aspecto original de hace décadas, lleno de fotografías familiares, carteles taurinos y objetos antiguos, Malacatín es un restaurante que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. A raíz de la pandemia, su célebre cocido puede pedirse también a domicilio para que podamos disfrutarlo en nuestra casa o, como suelen hacer ya muchos, ofrecerlo de menú en celebraciones de familiares o amigos. Y es que si algo tenemos muy claro es que los sitios genuinos y en los que se trabaja con el corazón nunca pasan de moda.
