Cuando oímos el nombre de Macayaki, inmediatamente pensamos que se trataba de un dulce de origen japonés. Así que imaginad cuál fue nuestra sorpresa cuando descubrimos que estos pastelitos no procedían de Oriente, sino que eran más madrileños que el cocido. Pero vayamos por partes.
El macayaki es un bocado que fusiona los dos postres más típicos de Japón, el obanyaki, y el de Francia, el macaron. En concreto, es un macaron francés envuelto en un esponjoso pancake japonés. El resultado de tal unión es, como no podía ser menos, espectacular.
Tras la idea está madrileña Paloma Díez-Hochleitner, repostera con una larga experiencia en partidas de pastelería de reconocidos restaurantes (Club Allard, Sant Celoni o Kabuki Wellington) y con gran afición a la gastronomía japonesa y francesa. De hecho, parte de su formación como repostera la hizo en París, donde trabajó en el laboratorio I+D de una prestigiosa pastelería. Gracias a ello pudo conocer a la empresa que elabora los macarons con los que ahora hace sus macayakis.
El término de Macayaki procede, por tanto, de la fusión de los términos macaron y obanyaki. Y el lugar elegido para su presentación al mundo ha sido el barrio de Chueca, en un pequeño pero muy vistoso local en la calle Augusto Figueroa. Aquí podemos ver cómo hacen los macayakis en una plancha japonesa para que los podamos tomar recién hechos aunque, antes de nada, tenemos que elegir cómo queremos tomarlos. Se puede elegir tanto el sabor del macaron (hay seis variedades) como el del gofre (chocolate, vainilla o matcha), así como de los diferentes toppings con que se puede coronar. Las posibilidades, como podéis imaginar, son infinitas.
¿Nuestras recomendaciones? Matcha-choco, obanyaki de té matcha con macaron de chocolate; y el Choco-pasión, obanyaki de chocolate con un macaron de fruta de la pasión. La mezcla de sabores y texturas es fabulosa, realmente sorprendente, ¡como para comerse 100!
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