Significa ‘pequeño’, pero en realidad es el hermano mayor del grupo. Le Petit (Argensola, 24 <M>Alonso Martínez) es el apodo cariñoso con el que le conocen sus parientes más cercanos, Petit Appetit Monte Esquinza y Petit Appetit Miguel Ángel, que se han hecho fuertes en la escena gastronómica madrileña gracias a la calidad de sus ensaladas, sus cremas de verduras y sus zumos naturales. Pero no hay duda de que este infante es el más grande de la familia si hablamos de verduras de temporada, pescados frescos y carnes de primera.
Alcachofas a la plancha, espárragos blancos confitados, berberechos con guisantes, chipirones en wok de verduras… El color verde se apodera del local y también de la carta. Productos estacionales y materia prima cien por cien española, traída a diario de Mercamadrid, con el único propósito de huir de la etiqueta de ‘sitio mono’ para lograr el plus de ‘comida excepcional’. Aquí todo es fresco, natural, saludable, de máxima calidad, y se sirve en vajilla francesa.
Entre los platos principales destaca el pescado. El tataki de atún con quinoa es una auténtica delicia, lo mismo que el sashimi de salmón, un guiño a la gastronomía japonesa. Otra de las grandes estrellas de la carta marítima es el atún a la plancha con arroz salvaje, al que sigue de cerca el bacalao confitado. Le Petit de Argensola fusiona en sus platos el concepto healthy de la gastronomía mediterránea con valores de la cocina internacional. Pero saludable no siempre quiere decir vegetariano. El roast beef al estilo inglés y la hamburguesa de buey fileteado sacian los apetitos carnívoros. Mención especial merecen el risotto de setas, los fettuccine fruti di mare y los huevos de corral crujientes trufados. Para acompañar, cualquiera de las D.O. españolas y de Burdeos que conforman una carta de vinos dibujada sin aspiraciones pero con criterio.
Terminar la cena con un cóctel o tomar la primera copa de la noche en este coqueto local afrancesado de techos altos que nos transporta a un elegante bistró parisino a través de sus muebles antiguos –pero no vintage– y la luz natural que se cuela a través de sus viejas contraventanas, es todo un acierto. Nada más entrar, una bonita pizarra nos adelanta que disponen de Daikiris, Margaritas, Piñas Coladas, Manhattans, Mojitos y Caipiriñas. Cada noche, un coctelero profesional se sitúa tras su gran barra para ofrecernos todo tipo de mezclas clásicas bien preparadas y servidas en sus correspondientes copas. El Mojito de violetas es un must. Los tés también tienen su público: de jengibre y limón, té rojo, verde o negro, bengal spice, jazmín…
Horario: de lunes a jueves de 13 a 17h y de 20:30 a 00h, viernes y sábados hasta las 02h, domingos de 13 a 17h. Precio medio: 30€. Más información en su Facebook.