Cuentan las buenas lenguas que allá por 1109 el caudillo musulmán Alí Ben Yusuf acampó con su ejército junto al Palacio Real para reconquistar la villa de Madrid. 20 hectáreas de vegetación delimitadas por la Cuesta de San Vicente, la Cuesta de la Vega, el Parque de Atenas y el Palacio Real. La Guerra Civil le pasó factura, pero gracias al proyecto de ajardinamiento del arquitecto Narciso Pascual Colomer renació para convertirse en el precioso enclave que conocemos hoy. Aire puro, 9500 árboles (algunos de ellos con más de 150 años de vida), pavos reales y una fuente de Tritones traída desde Italia presidiendo el jardín con las mejores vistas de la capital. Si lo paseamos llegaremos hasta La Terraza de Palacio, un espacio mágico situado en pleno Campo del Moro donde apurar los últimos rayos de sol del verano con una cerveza en la mano.
Ya sabemos que las terrazas son deporte nacional, ¡más aún si la caña está bien tirada! La cosa todavía mejora si las vistas elevan ese terraceo al olimpo de los dioses, y en esta podemos perder la noción del tiempo observando la preciosa cama de jardín que culmina al final de la colina con unas impresionantes vistas al Palacio Real. Pero eso no es todo: sus famosos pavos reales se pasean libremente por todo el jardín y añaden un toque totalmente mágico al momento.
¿Y qué podemos comer en La Terraza de Palacio? Su propuesta se basa en picoteo informal con un toque castizo, así que podemos encontrar en su carta una pequeña pero variada cantidad de bocados. Sus desayunos -además de ese aire puro mañanero con vistas que se respira- te regala un festín a base de infusiones y café, bollería selecta y tostadas de las que arreglan día, como la Tostada ibérica o la Tostada de aguacate.
Para disfrutar del pan en todo su esplendor extienden la oferta a unos deliciosos montados, de ibéricos con tumaca; de tortilla de patata; de tomate, de aguacate y salmón ahumado y hasta de sardina anchoada. No falta un Sandwich Club, su original Pollo Valentina Kimuchi (pollo desmechado con siracha) o los Pichis de calamares con ali-oli.
Para el aperitivo y la comida no fallan los clásicos de toda la vida a base de una estupenda ensaladilla rusa, así como conservas de sardinillas picantes, bravas, tablas de jamón y quesos, salmorejo, ensaladilla rusa, unos buenos torreznos, tartar de salmón o, para los que quieren algo más contundente, un entrecot con patatas. El cierre más dulce lo ponen opciones como la tarta de queso o un apetecible cremoso de Chocolate. ¿Y para regarlo todo? Varias cervezas entre las que elegir, una buena selección de vinos (con DO Rioja, Ribera del Duero, Rueda, Verdejo o Albariño), pero también vermú y cócteles como mojito, aperol spritz o rebujito de vino de Jerez. No faltan los combinados, perfectos si lo que queremos es alargar el buen rollo hasta la noche y, si cae en fin de semana (y aún es verano) serán el trago ideal para disfrutar de los recitales y música en vivo que ofrecen los fines de semana.
El horario de esta terraza tan cuca tiene el mismo que el del propio jardín del Campo del Moro, así que hay que estar muy atento porque cambia según la temporada, verano e inviertno.
Terraza, jardines con vistas al Palacio Real, un buen aperitivo, los pavos reales caminando a tu lado y actuaciones en directo como hilo musical de una tarde perfecta. A veces se alinean los astros… ¡y Madrid nos regala momentos difíciles de olvidar!