Una mezcla de croissant y donut surgió hace unos años en Londres gracias a la mente dulce del chef pastelero francés Dominique Ansel. Fue en 2013 cuando, después de varios ensayos, lo puso a la venta en su pastelería del Soho londinense y, claro, el invento fue todo un éxito. Tras aquello, Chök, la tienda en la que absolutamente todos los productos llevan chocolate, abrió para traerlos a nuestro país. Primero fue en Barcelona, después Gibraltar y ahora llegan a Madrid, concretamente a la calle Augusto Figueroa, en pleno barrio de Chueca.
El kronut no es otra cosa que un híbrido que adquiere forma de dónut (agujero en el centro incluido) pero se elabora con la masa propia del croissant. A esta masa se le añaden diferentes toppings. Todos ellos se cubren de diferentes chocolates -blanco o con leche- y sobre ella se incorporan algunas otras cremas con diferentes sabores como, por ejemplo, Pistacho, Kinder Bueno, Nutella, Peanut Butter, Lemon Pie… Así, el resultado es dulce, jugoso y realmente irresistible para un auténtico amante del chocolate. Estos sabores varían, además, en función de la temporada en la que estemos: mientras en verano hay más sabores frutales, en invierno la clientela prefiere las cremas y chocolates. Y aún hay más porque disponen de una especialidad apta para veganos para que nadie tenga que renunciar a esta experiencia.
La masa de estos kronuts se prepara artesanalmente en el obrador barcelonés, donde está el alma mater de Chök y se bañan y decoran en la sede capitalina. Así, además de un buen pretexto para darse un homenaje a cualquier hora del día (la tienda abre non stop), es también un dulce de lo más fotogénico. Se venden en cajas de 6 a un precio muy apetecible y resultan ideales para sorprender a tus amigos o familiares en una ocasión especial y, desde luego, la convierten en una cita muy muy dulce.