Las tiendas de Salvador Bachiller van camino de convertirse en uno de nuestros espacios con doble vida favoritos. Después de abrir El Jardín en la cuarta planta de su flagship store de Montera, 37, y el gastrobar El Rincón Secreto en su tienda de la calle Alcalá, 151, vuelven a dejarnos con la boca abierta con El Invernadero, un espacio mágico ubicado en el sótano de la tienda que la firma de complementos y artículos de viaje tiene en el número 65 de Gran Vía. Estos rincones estaban pensados originalmente para que los clientes de sus tiendas pudieran tomarse algo después de hacer sus compras, pero el cuidado que han puesto a la hora de diseñar cada uno de ellos, ha acabado por convertirlos en un reclamo por sí mismos.
Como su propio nombre indica, El Invernadero recrea un jardín cubierto repleto de plantas naturales –helechos, potos, palmeras…– en lo que antes era la sección de calzado y complementos de la tienda, situada en la planta baja del local. Tras una profunda reforma, han logrado conseguir un espacio de lo más acogedor, dividido en varias zonas diferenciadas: la barra –que es lo primero que vemos al bajar por su impresionante escalera–, un salón dividido en dos partes –una ‘abierta’ y otra más íntima, cubierta a modo de galería– y una zona al final con sofás y mesas algo más grandes. La luz es tenue, todo el mobiliario es de tonos cálidos y las plantas, suficientes para hacernos creer que estamos en un invernadero, pero sin resultar agobiantes. La atención a los detalles se percibe en todos los elementos decorativos, que generan una atmósfera muy especial.
En cuanto a la carta, es sencilla pero variada y se mantiene durante todo el día, por lo que hay opciones desde el desayuno hasta la cena, muchas de ellas aptas para vegetarianos. En función de la temporada, podemos encontrar sopas frías, ensaladas, cremas y platos con productos específicos de cada estación. Además, una selección de picoteo que va desde hummus a tomatitos rellenos, pasando por tablas de quesos e ibéricos, molletes y platos más contundentes, como la hamburguesa de waygu con dos salsas o los baos de pollo al curry con leche de coco y pasas. De postre, tartas, crumbles o coulant, entre otros. No hay que perderse su carta de cócteles, en la que encontramos algunos de los clásicos, como el Bloody Mary o el Margarita, pero también algunos de creación propia como el Embrujo Tropical –con ron añejo, piña, mango y licor de naranja, servido en vaso tiki– o el Thomas Edison –con vodka, lima y soda, servido en un vaso con forma de bombilla–. Toda la vajilla, la cristalería y parte del mobiliario llevan la firma de Salvador Bachiller y se pueden adquirir allí mismo, en la tienda.
Otro punto a favor de El Invernadero es que sirven brunch todos los días (de 11 a 13h entre semana, hasta las 16h los fines de semana), que incluye café o té, una bebida –a elegir entre zumo o cóctel–, algo dulce –bollería, tortitas, crumble de yogur– y un plato salado –huevos Benedict, focaccia o tacos–. Además, los jueves a partir de las 18h organizan un afterwork con una barra de aperitivos a la que se tiene acceso pidiendo uno de los cócteles de su carta. Desde el jueves hasta el sábado a partir de las 21h, una DJ ameniza las cenas y las copas posteriores.
El Invernadero de Salvador Bachiller es el escondite perfecto para los que quieran abstraerse del frenético ritmo de la ciudad, huir del bullicio y la contaminación, un rincón natural de tranquilidad y sosiego que lo convierten en un verdadero oasis urbano.
Precio medio 15-20€; menú 15,95€; brunch 19,95€; copas y cócteles 6-12€
De lunes a jueves de 10 a 00h, viernes y sábados de 10 a 02h, domingos de 11 a 00h
Plaza de España
91 540 17 29
* Fotos Alfonso Ondarroa