‘Delish vegan doughnuts’, los donuts veganos que conquistan Madrid
Son veganos y están muy buenos. Lo decimos por aquello de afrontar la recomendación de estos donuts tratando de superar por fin los clichés que suelen asignarse a la cocina vegetariana en general, y la vegana en particular. Las rosquillas de Delish Vegan Doughnuts demuestran que ser vegano no impide disfrutar de caprichos golosos tan universales como un donut. Y lo hace desde su café de estilo nórdico en Malasaña y la pequeña tienda en la que se dio a conocer en la zona de Conde Duque.
Las gracias hay que dárselas a Joanna Espinel, una artista -en el amplio sentido de la palabra- metida a repostera por propia necesidad. Ella es vegana y golosa. Y su inquietud le llevó a experimentar diferentes recetas de doughnut que no contuvieran ningún ingrediente de procedencia animal pero que, sin embargo, tuvieran un sabor y texturas similares a uno tradicional. Y dio con una tan genuina y auténtica que, en apenas unos meses, pasó de hacer donuts para ella y sus amigos, a repartir a domicilio.
VEGANOS, CASEROS Y 100% NATURALES
Ha sido ese mismo boca a boca el que le llevó a abrir su primer local junto a su hermano Josh en una pequeña calle peatonal cerca del cuartel de Conde Duque que, desde el minuto uno, se ganó el favor de los vecinos del barrio que día sí, día también, agotaban su hornada de rosquillas que, además de veganas, no tienen conservantes, colorantes ni ningún aditivo. Lo único que añade son toppings, todos ellos caseros. Las redes sociales fueron determinantes para extender la popularidad de la marca por toda la ciudad, de manera que la apertura de un segundo local era casi obligada. Se hizo esperar, es cierto, pero finalmente lograron abrir un coqueto y mucho más amplio café en la Corredera Alta de San Pablo donde, además de sus célebre donuts, han podido ampliar su oferta con bebidas vegetales, batidos de frutas, gofres, cinnamon Rolls y, por supuesto, café; este procede de un microtostador de Londres que solo trabaja con cafés de origen.
Pero hay más, porque al igual que su primer local, el Delish Vegan Doughnuts de Malasaña ha dispuesto una zona de tienda donde comercializa desde libros de recetas veganas, tazas y camisetas, diseñadas por ellos mismos, a botes con algunos de los productos que sirven en su café, como la granola casera.
UNA OFERTA QUE SE RENUEVA CONSTANTEMENTE
En cuanto a los doughnuts, cada día vamos a encontrar en cada uno de sus locales una docena de sabores diferentes. Algunos son fijos, como el Clásico, con el glaseado tradicional de vainilla y sal maldón, o el de Carrot cake (relleno de crema de tarta de zanahoria con nata) o el de Chocolate intenso (glaseado de chocolate, sal ahumada y pistacho). Pero la mayoría van renovándose cada mes, por lo que las sorpresas son constantes: igual un día encontramos un rosco relleno de crema de brownie (Brownie Bomb) que a la semana siguiente, cuando volvemos, este ha desaparecido para dar paso a otro relleno de mermelada de frutos rojos y glaseado con cacahuete (Peanut Butter Jelly). Incluso se atreven con sabores salados, como el Brunch, que contiene queso crema vegano.
CAFÉ SÚPER ACOGEDOR EN MALASAÑA
Un apunte más: los establecimientos de Delish Vegan Doughnuts no tiene obrador. En realidad los elaboran en Alcobendas -utiliza la cocina profesional de su madre, propietaria de un catering- y se levanta a las tres de la mañana diariamente para preparados, freírlos -en aceite vegetal, por supuesto- y llevarlos hasta estos dos espacios para que sus habituales puedan comprarlos desde primera hora de la mañana. El inconveniente es que las unidades son limitadas, y pocas veces llegan al final de la tarde.
Llegado este momento el local de Conde Duque suele bajar la persiana, sin embargo en el de Corredera podemos quedarnos a tomar un chocolate o alguna de sus preparados de leche de avena con pasta de calabaza, pistacho o cacahuete (riquísimos, y sin ningún tipo de excitante) que sientan de lujo, especialmente en invierno. Sus bagels con rellenos salados también están tremendos, incluso nos sirven de excusa para estirar la tarde en ese acogedor salón que han llenado de muebles de estilo industrial, sillas de colegio restauradas, grandes sofás y muchas plantas naturales.
Si no, siempre podemos esperar hasta el día siguiente cuando llegue vuelva la nueva tanda de doughnuts de su obrador entre los que, seguro, hay alguna sorpresa de sabores.
