Ha tardado en arrancar pero ya podemos decir que la cultura de la bici ya es una realidad. Y la mejor prueba de ello es la apertura en Malasaña de La Bicicleta, el primer cycling café de Madrid. Un concept bar que lleva años funcionando en diferentes ciudades europeas y que ahora llega a la capital de la mano de Tamara Marqués y Quique Arias. Dos amantes de las bicis que han sumado fuerzas para poner en marcha esta café que quieren convertir en punto de encuentro para ciclistas urbanos, que aquí van a encontrar servicios tan necesarios como un autotaller -el Bike Corner– donde podrán reparar pinchazos o poner aceite a las cadenas. Sin olvidar su vocación divulgativa y artística, pues el espacio quiere ser también una plataforma cultural para profesionales y activistas que, de una manera u otra, promueven el uso de la bicicleta en la ciudad.
No solo eso. La Bicicleta nace con vocación de workplace, es decir, un lugar de trabajo para los (cada vez más habituales) profesionales independientes (o no) que se mueven por el barrio, que aquí van a encontrar todo tipo de facilidades (wifi sin límites de tiempo, enchufes por todos los rincones, cargadores universales, cajoneras para guardar el portátil si tenemos que salir…) para trabajar con el portátil o reunirse con otros colegas mientras almuerzan o toman el café. Es más, el café es otro de los puntos fuertes del local que cuenta con un exclusivo blend creado ex profeso por la casa barcelonesa El Magnífico. Excelente.
Se nota que han puesto esmero en seleccionar todos los productos de su oferta para conquistar al personal, no solo por el encanto del espacio -que lo tiene, y de sobra- sino también con propuestas de calidad y a precios razonables: desayunos y brunch dominical (variedad de panes alemanes, mermeladas caseras, croissants de mantequilla, pastelería ecológica), platos ligeros y casual (sandwiches, ensaladas, tortilla de patatas, hummus…), cerveza artesanal y una selecta carta de destilados premium para cerrar/empezar la noche. Eso ya depende del cliente.
Esto en la planta de arriba, un amplio y luminoso salón inspirado en los cafés de Berlín en el que se mezclan todo tipo de mobiliario y estilos. Porque la sala de abajo se reserva para las distintas actividades (exposiciones, talleres, charlas, proyecciones…) que sus responsables ya están organizando junto a las distintas tiendas, talleres y colectivos que, en torno al mundo de la bici, están proliferando en la ciudad.
Y si todavía no tenéis bici, os aconsejamos visitar la web Bikester.
*fotos: Alber Sánchez