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‘1862 Dry Bar’, cócteles con historia

Martín López

Alberto Martínez es todo un apasionado de la coctelería, aunque en su versión más clásica, la practicada en EE UU antes de la llegada de la Ley Seca. Mixólogo, profesor de coctelería, bloguero y, ahora también, empresario; ha puesto en marcha un espacio consagrado a la coctelería más clásica, donde recuperan las recetas originales y técnicas que dieron lugar al arte de la mixología. Éste se encuentra en los bajos de un edificio de la calle Pez construido en 1862, fecha de la que también data el primer libro de cócteles de la historia (‘The Bon Vivant’s Companion or How to mix drinks’, de Jerry Thomas), de dónde proceden parte de las 30 fórmulas que figuran en su carta. El nombre del espacio, por tanto, no podía ser otro: 1862 Dry Bar.

1860 Dry Bar, cócteles con historia en Malasaña

No estamos pues en una coctelería convencional, dedicada a los gin tonics o a la (tan recurrente) coctelería tropical. Aquí lo que ofrecen son cócteles con historia, elaborados por barmans profesionales, siguiendo siempre los preceptos de sus creadores. Como el Mint Julep, una especie de mojito preparado con bourbon, sirope de azúcar y menta, creado en el s. XVIII y servido en un vaso de metal. El Gin Fizz, con ginebra, sirope de azúcar, zumo de limón y huevo; cremoso (que no espumoso), muy recomendable para después de comer. O el Martínez, con vermouth dulce, ginebra, licor de Maraschino y angostura; para el aperitivo. A ellos se suman el Hidden cocktail menu, una carta especial con combiandos más elaborados y antiguos, ofrecidos únicamente a clientes que buscan algo muy concreto y sólo cuando el local está muy tranquilo, para que le puedan dedicar el tiempo que se merece.

Aunque Alberto ha procurado que el local posea la elegancia de las coctelerías más clásicas, 1862 nace con la vocación de ser un espacio vivo durante todo el día, y accesible a todos los públicos. Por eso su oferta comprende también desayunos, cervezas y algunos básicos del picoteo. Aquí uena swing, jazz orquestal, crooners… pero en una atmósfera más casera, que también es lo que pide el barrio.

*fotos: Alfonso Ondarroa

Te recomendamos visitar también en el blog de Alberto , Photocoktail, dedicado al mundo del coctelería

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