Animalillos y seres llegados de otra galaxia. Fósiles, gatos minimalistas y personajes que bien podrían haber salido de unos dibujos animados. Sujetadores, nubes, cuencos con patas y teteras que parece que se van a poner a charlar unas con otras en cuanto nos demos la vuelta. Así es el particular universo cerámico de Beatriz Pachón, una madrileña que hace auténticas obras de arte con este material.
Reconoce que, desde que era una niña, siempre le ha encantado dibujar y hacer cerámica. ‘Mis primeros recuerdos son con un boli en la mano dibujando sobre los sofás de cuero blanco del salón’. Lo de la cerámica seguramente tenga que ver con que, desde la casa de su abuela, se podían ver unos antiguos alfares, o con que uno de sus familiares tenía un taller de cerámica en una casita al lado de la suya, un lugar que, con ocho años, a Beatriz le pareció el sitio más fantástico del planeta.
Estudió arquitectura y, en 2011, vivió una de las aventuras más divertidas (y también más estresantes) de su vida: junto a unos amigos, ganaron el concurso para construir la ciudad del Pop en Kaohsiung (Taiwan) y, desde entonces, su vida fue un constante ir y venir de Asia a Europa y viceversa. Cuando por fin se volvió a instalar definitivamente en España, necesitó buscar un poco de tranquilidad, y acabó dando con la Escuela de Cerámica de la Moncloa. Desde entonces, la cerámica se convirtió en una terapia para ella y volvió a recuperar la paz que había perdido con sus constantes viajes y reuniones.
Lo que más le fascina de la cerámica es que con ella puede hacer realidad cualquier cosa que imagine. ‘Para mí, es como cuando jugaba de pequeña inventando cosas’ –explica Beatriz. A la hora de trabajar, a veces realiza bocetos antes de modelar las piezas, y otras modela directamente sin tener muy claro qué va a salir de ahí, añadiendo piezas y jugando mientras prueba diferentes cosas. También trabaja con moldes de escayola y colada de porcelana, de donde obtiene las piezas que después transforma. Sus fuentes de inspiración son de lo más variadas, desde las películas de Miyazaki a los libros de Ray Bradbury o Stanislaw Lem, pasando por las pinturas del Bosco, el jazz, Devendra Banhart, Benjamin Clementine o Ile.
En Madrid, podemos encontrar sus piezas en la galería Mad is Mad (Pelayo, 48 <M> Chueca), en Verde Decoración Vegetal (Núñez de Balboa, 8 <M> Retiro/Príncipe de Vergara), así como a través de Instagram y de su web.