Puede que conozcas el lugar por sus largas noches de fiesta y baile; pero Teatro Kapital esconde muchos más secretos en sus siete plantas. El mítico edificio que alberga la discoteca madrileña -ubicado en la calle Atocha 125– ha desligado el ocio nocturno de sus dos últimos pisos para convertirlos en un espacio cosmopolita y futurista, donde disfrutar de un nuevo concepto de restauración y entretenimiento; nada que ver con la música a todo volumen y los chupitos de tequila que recuerdas. El restaurante está inspirado en la película de ciencia ficción de Luc Besson, de ahí el nombre del lugar: Quintoelemento.
El Sky Restaurant, de 800 m2, se encuentra en la séptima planta y ofrece una experiencia gastronómica en formato non stop, que se completa con un espectáculo audiovisual envolvente: pantallas led interactivas, video mapping… Un juego de luces y arte que se proyecta en las paredes y en la gran cúpula retráctil que preside la estancia y que cuenta con una pantalla de 180m2 donde se proyecta contenido de ultradefinición 4K. Este avanzado sistema consigue dar al cliente la sensación de estar en el oceanogràfic con medusas y ballenas nadando por encima de su cabeza o cenando en cualquier rascacielos del mundo. Además, si el tiempo lo permite, la cúpula se puede abrir completamente para disfrutar de la noche madrileña.
La sexta planta -no menos singular- cuenta con un espacio de 300m2, destinado a grupos reducidos y veladas privadas. No pasa desapercibida su bodega acristalada, que alberga una cuidada selección de más de 150 referencias y que hará muy felices a los amantes del vino.
El diseño de ambos pisos -desarrollado por la arquitecta Carolina García García y el equipo creativo de Grupo Kapital– recoge la esencia de los elementos naturales tierra, fuego, aire y agua: desde la madera de roble y pino del mosaico de madera que cubre las paredes hasta el ónix rojo del sushi bar, el mármol luminious de la barra de coctelería o el alabastro de recepción.
Supervisada por el chef Juan Suárez de Lezo (Arzak, El Bulli, Perse), la oferta gastronómica de Quintoelemento destaca por su inspiración cosmopolita, ecléctica e internacional; ofreciendo una cocina casual, pero con materia prima de alta calidad. Los platos parten de una base mediterránea con pinceladas latinoamericanas y asiáticas (algunas elaboradas en el sushi bar tradicional que ocupa parte de la sala) y están pensados para compartir.
Las carnes se preparan a la brasa, y se ofrecen cortes poco habituales -como el Tomahawk de ternera blanca- y maduraciones entre 25 y 65 días; los pescados son salvajes y llegados desde las principales lonjas y las hortalizas, ecológicas. En la carta también destacan platos como: los Tiraditos de salmón marinado en ají panca y causa
limeña o el de solomillo con ponzu y jengibre; el Atún miso ibérico con yema curada y crujiente de boniato; el Lomo de rape con mojo rojo o el Taco de lenteja con merluza, lemon grass y brotes. Imposible no probar la Viera acompañada de jalapeño y pepino; el plato que enamora a todo el que lo prueba.
Los amantes de la cocina japonesa no pueden perderse el nigiri de gamba roja, y cualquiera de las opciones de sashimi, nigiri, gunkan o sushi elaborados, entre otros, con pez limón, toro, rodaballo, wagyu…
No sólo la cocina y la decoración enamoran a todo el que visita el restaurante; también lo hace la larga lista de vinos con referencias nacionales e internacionales y la coctelería de autor que ofrece Quintoelemento; dos opciones perfectas para para empezar, terminar o para maridar con sus platos.
Entre los cócteles destacan creaciones como: el Mojito de shochu (shochu, sirope de shisho y espumoso de sake) el refrescante Tanoshi (ginebra rosa, frutos rojos y eucalipto) o la opción más ‘healthy’ el Pisco sour veggie (base de aquafaba y especias). ¿Una experiencia gastronómica o un viaje a través de los sentidos? Desde luego, en Quintoelemento se dan las dos cosas.