¿Hay algo mejor que latinear entre picoteo, coctelazos y buena música? Martes, jueves o domingo, qué más da. Nos gustan los locales que invitan a vivir ese Madrid inesperado cualquier día de la semana. Por eso nos gusta Hopper, el proyecto hermano de Lynch que lleva desde 2016 sacándonos de casa y haciéndonos disfrutar en el número 40 de la popular Cava Baja. Un espacio electrizante en el que disfrutar cualquier día de bocados informales, tragos y arte. ¿Te contamos más?
Nada más cruzar la puerta de Hopper lo que más nos llama la atención son los sofás chester que se reparten por este local de aires industriales y que, una vez sentados, nos hace creer que estamos en el Nueva York de ‘Friends’. Diáfano y perfectamente adaptado para cualquier tipo de cita, con rincones más íntimos si vas en pareja, y otros más amplios si lo que quieres es pasar el rato entre amigos. Aquí todo está pintado a mano, tanto los murales como los vitrales o las llamativas paredes de los baños (incluso la carta está hecha a mano). A pesar de su innegable aspecto artístico, Hopper ha sido decorado sin decorador, simplemente siguiendo la intuición de sus creadores. ¿Y la barra? Señora barra, con 10 metros de largo, perfecta para acodarse frente a un buen cóctel.
¿Cuál es el concepto de Hopper? Su nombre hace referencia al pintor Edward Hopper, por eso para ellos el hilo conductor que une todas las facetas del local es el arte. Lo denominan food & drink gallery, podemos picotear y gozar de una coctelería súper trabajada. Y todo esto rodeado de buena música y obras de arte pertenecientes a las exposiciones temporales de reconocidos artistas que cada mes se exhiben en este amplio salón. Sin duda, una propuesta diferente a lo que el barrio de La Latina nos tiene acostumbrados y a precios amables, que también se agradece.
TRAGOS Y PLATOS PARA COMPARTIR
La propuesta de Hopper es clara: coctelería clásica o de autor inspirada en las obras de Edward Hopper y acompañada de una carta de finger food con variedad de platillos para compartir y mancharnos un poco las manos. Aquí encontramos dos cartas bien diferenciadas. Por un lado la carta líquida, rebosante de tragos deliciosos como el Gas Station a base de whisky, lima, vainilla, Pedro Ximénez y clara de huevo; el Railroad, elaborado como un clásico margarita pero con un ligero toque picante; pero también su Shakespeare At Dusk, su particular versión del Espresso Martini, con vodka, chocolate blanco, vainilla, licor café y café espresso, ¡bien bueno! Pero sin duda el número 1 es el Arctic Hopper, un trago de cordial de cítricos con maracuyá y ginebra. El verdadero must del local.
Si nos entra apetito o queremos acompañar con algo sólido sus sugerentes tragos, Hopper cuenta con una muy apetecible lista de bocados entre los que sobresalen los Nachos (100% totopos) acompañados de queso, frijoles, pico de gallo, guacamole y salsas caseras; las Alitas de Pollo con salsa de crema azul, los Baos Pork Belly en salsa teriyaki de tamarindo, su rica Hamburguesa de carne de angus (también en versión vegana) o unos deliciosos Tacos de Cochinita Pibil, ¡súper recomendables! El punto dulce lo ponen sus postres, unas tartas (Oreo cheesecake, Zanahoria o Brownie de chocolate) de las que también se puede disfrutar por las tardes junto a un café.
Sin duda Hopper es un acierto si lo que buscamos es dejarnos llevar por la buena coctelería en un ambiente cool, artístico y desenfadado, que nos traslada a Nueva York de un solo trago y nos permite concentrarnos en lo verdaderamente importante: compartir los momentos más divertidos de la capital en compañía.