‘Corazón’, cócteles, aperitivos y tragos
Borrón y cuenta nueva. Esta antigua taberna irlandesa ha sido convertida en una coctelería gastronómica por obra y gracia de Sergio Ochoa, artífice de Zombie Bar y promotor de algunas de las sesiones más rompedoras de la noche madrileña, y Julián Lara, alma mater de El Cocinillas, uno de los restaurantes más venerados por los habituales de Malasaña. En Corazón se mezcla el casticismo tabernero de los bares de toda la vida con la sofisticación que siempre ha caracterizado a los salones de cócteles en la capital. Y el resultado no puede ser más genuino. A saber: una apetecible carta de platos de la cocina popular que gustan a todo el mundo (una tortilla de patatas de nota, bravas, ensaladilla rusa, pepito de ternera…), por una parte, que en el ‘nuevo’ establecimiento proponen maridar con una selección de cócteles y destilados Premium. Sin olvidar, por supuesto, las cervezas (Mahou Classic más una selección de cervezas de importación), que aquí llegan acompañadas de no una, sino de tres tapas: un encurtido de primero, al que suceden dos pequeños aperitivos más.
Nuestros anfitriones han transformado este legendario local de Malasaña en una elegante coctelería con manifiesto aire colonial y art decó. Si bien una parte les venía dada por la estructura y decoración original (un suelo hidráulico catalán espectacular, difícil de encontrar a día de hoy), sus nuevos gerentes han realizado un laborioso trabajo de remodelación, restaurando toda la ebanistería (la barra de madera, importada de Inglaterra a finales de los 80 luce como nunca) y añadiendo nuevos y singulares elementos que terminan por dar personalidad al conjunto (tapizado de color rojo para los bancos, trofeos de caza africanos en las paredes, objetos rescatados del Rastro, plantas naturales). Y no sólo los referentes al interiorismo: todos los detalles, desde el uniforme de los camareros hasta la vajilla o los posavasos, tienen una historia y una razón de ser.
Con todo, en Corazón de lo que saben es de tragos. De ello se ocupan Pau Requesens (Dry Martini, At Nine Sao Paulo, Ramses) y Charlie Marrero (Ramses, Eclipse London, Vendome London), dos profesionales que se ganan la voluntad del cliente despachando todo tipo de cócteles y combinados. A su disposición tienen en la barra un total de 120 destilados con los que elaboran desde las fórmulas más clásicas (no falta el mojito, aquí preparado con hielo sin picar y agitado en coctelera con Ginger Ale) hasta propuestas etílicas de autor (su versión del Gimlet, con ginebra y lima, forma parte de los best sellers del local) que figuran en la carta con los nombres de mujer que los han inspirado. La música juega también un papel importante, presente a lo largo de todo el día combinando ritmos soul, rock, jazz e incluso flamenco, aunque siempre a un nivel sonoro que permite mantener la conversación. Una banda sonora que sube de volumen al caer la noche, especialmente el fin de semana cuando ceden su cabina a algunos de los DJs con más tirón de la ciudad (Fidel Delgado, Natalia Ferviú, Gorka Postigo).
Abierto desde la hora del café (cuidado con la red velvet utilizada como anzuelo en el mostrador) hasta el toque de queda impuesto por la autoridad municipal para desalojar las barras, llama la atención el contraste entre lo suntuoso del entorno y el ambiente informal que se genera en Corazón, con gran afluencia de vecinos y trabajadores del barrio, grupos de amigos buscando la comodidad de sus bancos y el característico moderneo fino que frecuenta Malasaña, aunque sin postureos desagradables. Es un lugar con personalidad para gente con personalidad, nada más.
