*** ESTABLECIMIENTO CERRADO ***
Cada vez es más habitual ver como renombrados restaurantes aumentan su oferta con otro tipo de propuestas -como el afterwork o el aperitivo de toda la vida-, que ayudan a que se pueda disfrutar de una cocina muy similar sin que los precios se vayan por las nubes. Unas iniciativas que, además, potencian las barras y permiten una experiencia más informal, donde el picoteo y el compartir son los que mandan. Es lo que encontramos en The Tree, la barra de 47 Ronin, el espacio gastronómico de Borja Gracia (creador también de Hattori Hanzo y Panda Patisserie).
El local, ubicado en uno de los puntos más codiciados del barrio de Salamanca, la calle de Jorge Juan, cuenta con un sobrio interior, donde destacan maderas, cristales, distintos tipos de negro y un falso arce que da gran colorido a la entrada. Ese árbol, con sus distintos tonos de rojo, es el que da nombre a la zona dedicada al mundo de la mixología y los snacks, bocados de precios algo más moderados, que no desmerecen a los de sus hermanos mayores: 47 Ronin Restaurant y 47 Ronin Experience.
The Tree, por tanto, es su propuesta más asequible e informal, ideal para compartir. Allí encontraremos creaciones en formato frío y caliente, verdaderas sensaciones que representan la filosofía de su original cocina (cornets de wagyu japonés, cilindros de atún rojo, almejas esferificadas, dim sum liquido estilo hakata, pulpo crujiente). Al frente de los fogones y del laboratorio está el asturiano Xune Andrade, quien ha pasado por un restaurante de tanto prestigio como Casa Gerardo, el estrella Michelin más veterano del Principado.
Andrade incide en que aquí no se practica una cocina de fusión, sino una cocina de producto con leves toques de vanguardia. Otros platos de la barra son el shabu-shabu de carabinero –que debe ser cocinado en el mismo momento en laksa de coco y tamarindo, una especie de salsa de origen tailandés– y la caballa japonesa ahumada con roble, un espectáculo la puesta en escena y el sabor de este pescado azul, que además viene acompañado de un falso risotto emulsionado con plancton.
Otro de los alicientes de esta parte, justo al comienzo, es la carta de cócteles ideada por Diego Cabrera y materializada por Roberto Écija. Una lista de combinados donde el denominador común es el uso de ingredientes de origen nipón y la diversión. Entre ellos destacan el Abunai, su particular versión del Bloody Mary en el que han introducido sake, zumo de tomate, soja y wasabi; el Yabai, un cóctel de trago largo servido con yuzu, frutos rojos, hierbabuena, pomelo deshidratado y espuma de maracuyá; o el Hanami, una mezcla de Martini, sake y ruibarbo que sorprende por lo bien que entra. Tampoco se queda atrás su nutrida bodega, repleta de grandes vinos y, como no, 18 tipos de sake.