*** ESTABLECIMIENTO CERRADO ***
En el centro de Madrid hay un restaurante indio que se sale totalmente de la norma. Primero, porque prescinde del ambiente kitsch de los tradicionales en pro de la mezcolanza y la diversión de los puestos callejeros. Y segundo, porque en su cocina dominan las raíces y mandan las manos expertas de cocineros tradicionales indios. El resultado es Surya, un viaje gastronómico a las calles de Mumbay dirigido por Ketan Trivedi.
Ketan es de padres indios y se crió entre los fogones del restaurante tradicional indio que tenían en París. De aquella experiencia le vino el amor y el respeto por esa gastronomía, y de su juventud, la jarana y el arranque para traer a España una propuesta callejera y muy auténtica. Porque Surya no es artificio, es cocina tradicional india solo adaptada en lo que a picantes se refiere (ya se sabe que aquí somos de paladar sensible).
Su carta es amplia, pero de entrante no puedes dejar de pedir las vadas de patata (unas bolas de patata con verduras y bolitas de mostaza triturada), algo dulces, con un interior cremoso y un rebozado fino. Y las pakoras (verduras en juliana rebozadas con harina de garbanzos), crujientes y especiadas. Ambas se sirven con salsa de tamarindo y salsa de aguacate y, como dato diferenciador para los sibaritas, no desprenden ni gota de aceite. Para los fans del picante fresco, está hecho el Surya ceviche de pescado blanco marinado con jengibre, garbanzos, chile verde (cuidado con ellos), ajo y toda una lista de especias. Empiezan los platos fuertes y hay que pedir el cordero Tikka, el clásico curry rojo ligeramente picante (valientes, se puede pedir más), para los menos adeptos al sabor intenso del cordero, está la opción del pollo. Y saliéndonos de los clásicos, el butter chicken, un pollo cremoso con una salsa de mantequilla ligeramente especiada y algo dulce que dará un descanso al paladar. Ambos se sirven con arroz basmati especiado. Para acompañar recomendamos el naan de queso (un pan fino relleno de queso en crema) y el chapati con mantequilla, una torta de pan que se hace sin huevos ni leche.
Tienen varios dulces que se pueden tomar de postre, en el desayuno y en la merienda. Como la halwa, una sabrosa tarta de sémola, frutos secos, leche condensada y especias. Parece una bomba, pero resulta mucho menos dulce en boca. Y para ‘limpiar’ el paladar, los lassi de mango o rosa. Son unos batidos de yogur griego que en la India toman durante la comida para refrescar. Termina con alguno de sus tés traídos de la India o con uno de sus cócteles de autor. Tienen una versión sorprendente del Bloody Mary, hecho con pimiento rojo y comino cocinado (más intenso en olor y sabor al normal y con toque tostado). Y un Chai Margarita que respeta la base del cóctel tradicional y le añade especias.
Todo se puede degustar en tres espacios: la calle, que es la planta baja con la barra dispuesta a modo de puesto callejero; la casa india, una planta de arriba llena de retratos familiares traídos de allí y decorada como un hogar tradicional; y el templo, un speakeasy ubicado en el sótano y bautizado Easy Bolo, para degustar Mumbay a través de sus cócteles.
Tradición, sabores, colores, aromas y diversión. Cruzar la puerta de Surya es entrar a la fiesta callejera de Mumbay.