Los baos de ‘La Lata de Sardinas’ actualizan los bocatas de toda la vida

*** ESTABRECIMIENTO CERRADO ***

De calamares, de lomo, queso y pimiento, de tortilla, de panceta y, por supuesto, de sardinas. Los bocadillos que se acaban de instalar en la apetecible carta de La Lata de Sardinas nos devuelven a nuestra más tierna infancia y anuncian a los cuatro vientos la nueva era de este local de Conde Duque. En sus nuevos bocatas, el pan de toda la vida se cambia por pan bao, y nada vuelve a ser lo que parece.

Para los que a estas alturas no lo sepan, los baos son una delicia china hecha de una masa esponjosa y ligeramente dulce, rellena de todo lo que alcance nuestra imaginación. La masa, llamada mantou, se elabora con harina de trigo, levadura, agua, leche y un toque de aceite, vinagre y azúcar. Es una fórmula parecida a la del pan, pero sin hornear.

Los baos se hacen al vapor en las típicas cestillas de bambú de los restaurantes orientales. Nacho Aguilar, propietario de La Lata de Sardinas, nos cuenta que la clave de sus exóticos bocados está en añadir un componente asiático a los sabores de toda la vida. Así, el tradicional bocadillo de panceta se desprende de su corteza crujiente para rodearse de verduras a la parrilla y chutney de mango, naranja y clavo; las sardinas que dan nombre al bar se marinan y se presentan en tempura, envueltas en hoja de sisho; el cerdo se hace ahumado y se acompaña de langostino, menta y salsa kimuchi; y la tortilla se baña en mayonesa de wasabi. Son los bocatas de siempre en panes bajos en calorías y deliciosamente versátiles. ‘A un bao no le debe faltar algo de verdura a la parrilla, asada o en crudité. Eso y un toque de alegría, un cítrico, un picante’, añade Nacho.

La Lata de Sardinas es ese sitio en el que nada pega, pero todo encaja. Desde una decoración fresca pero acogedora que nos transporta a ese viejo bar-casa del pueblo, a un menú en el que caben sabores mediterráneos como las alcachofas tempurizadas con parmentier de boletus y también platos internacionales como el strogonoff, el steak tartar y otras sorpresas fuera de carta. De postre, conviene hacer hueco a su exitosa torrija con helado casero de Jägermeister. A mediodía, recuperan el plato del día, las cenas se hacen en dos turnos y los fines de semana sirven las primeras copas.