*** ESTABLECIMIENTO CERRADO ***
Este local ha pasado a ser: CASA ORELLANA
Lady Madonna no es un local más, decorado con mobiliario reciclado, tonos rústicos y plantas en cada rincón para darle ese puntito mediterráneo. Digamos que no es como los locales que todos copian -y que, por cierto, tanto nos gustan- pero sí el que todos querrán copiar. Esa es la idea con la que Caleb Soler y Alejandro Pérez Alburquerque, propietarios de El Escondite, han puesto en marcha este nuevo local en el barrio de Las Salesas, a un paso del metro Alonso Martínez. Pensado, por cierto, en todos los públicos, desde los más jóvenes a los más mayores. Vamos, que no será difícil encontrarnos a un nieto acompañado por su abuela.
Siguiendo con la estética, diremos que Lady Madona mantiene un cierto aire retro, con una iluminación muy cálida y acogedora; materiales como mármol y madera contrastan a la perfección con los tapizados en tonos teja, marrones y ocres; y está plagado de espejos en paredes y columnas, que crean un curioso efecto visual dotándole de una interesante amplitud, a pesar de ser un local de pequeñas dimensiones. Dispone, además, de una terraza permanente situada en la fachada principal, tanto en verano como en invierno, que le permite abrirse a la calle, siguiendo el estilo de los locales parisinos.
En el apartado de la cocina, uno de los aspectos diferenciadores es su horno de leña. En torno a él se ha diseñado una carta con toques tradicionales que combina a la perfección las carnes con platos marineros, todos elaborados en ascuas de carbón; en este apartado merece la pena probar el pulpo braseado -al horno, por supuesto- sobre batata, ajada y brotes de espárragos. Pero también los lomos de sardina ahumada con tartar de aguacate y salmorejo, o el risotto de boletus, shitakes y trigueros, como entrantes para compartir.
No faltan la pasta, las hamburguesas ni el bocata de calamares, aunque en una versión muy particular con chipirones y pan de tinta de calamar, lo que le da un característico color negro. Y tienen menú del día, con la singularidad de que el cliente puede elegir la guarnición que más le guste. Los desayunos de Lady Madonna merecen una mención aparte; tienen tanta variedad a elegir -desde tostadas y bollería, a sandwiches, huevos, tortillas y repostería- que, de un solo vistazo, su carta se aproxima más a la de un brunch –que también lo habrá- que a la de un almuerzo mañanero. Y si es en su apacible terraza a pie de calle, mucho mejor.
Parecía difícil, pero creemos que lo hemos conseguido: encontrar un local diferente que pega con todo y con todos. Con clase, en resumidas cuentas.