‘La Mantequería’: distinto negocio, misma actitud
*** ESTABLECIMIENTO CERRADO ***
Conserva casi la totalidad de las estructuras de madera tallada del local original, una antigua tienda de ultramarinos en Conde Duque, donde las latas y conservas han sido reemplazados por botellas, libros y multitud de objetos curiosos. Y es que La Mantequería ha cambiado drásticamente de actividad, convirtiéndose en uno de los bares más especiales de la zona. Lo propicia el espacio con sus enormes ventanales y la cuidada rehabilitación que han hecho sus nuevos responsables; pero también su ubicación, en una apacible y luminosa esquina de la calle San Bernardino.
A pesar del cambio, la nueva Mantequería mantiene su apuesta por los productos selectos y el detalle con cliente, patente tanto en su oferta vespertina (cafés, tés y chocolates, acompañados siempre de una pequeña pasta), como en su carta de ‘viandas’, bebidas y combinados. En la primera, propuestas infalibles para el picoteo informal: tostas, quiches, tabulé, un humus que ‘arrasa’ y croque monsieur (sandwich mixto rebozado con bechamel y permesano). Y en la segunda, una cuidada selección de vinos españoles, con las denominaciones clásicas y alguna de las referencias emergentes, y variedad cervezas para elegir.
Además, despliegue de gin tonics (con más de 40 referencias), que hacen aparición estelar a la hora del afterwork -con notable poder de convocatoria entre el público del mundo audiovisual y la publicidad que habitualmente se mueve por Gran Vía- y las noches del fin de semana, antes de partir hacia alguna de las salas del centro. Aunque también los hay quienes optan por acabar la noche aquí, en el salón de la planta baja. Un singular espacio, antes ocupado por el almacén de la tienda, donde además de reuniones y conversaciones, se promueve la (saludable) práctica del bookcrossing.
