*** ESTABLECIMIENTO CERRADO ***
La ‘jefa’ es como se ha llamado comúnmente a esa figura matriarcal que domina su casa, que decide la compra de la semana y la comida para cada día, que hace de perfecta anfitriona en las reuniones familiares y que, sea la hora que sea, siempre tiene algo que ofrecer para atender a quien le visita. Ella es quien inspira el ambiente hogareño y la carta repleta de tradiciones de aquí y de allá de La Jefa Home Bar, una casona-restaurante de esencia caribeña abierta a orillas del Paseo de Recoletos en el barrio de Salamanca.
Y como quien visita una casa por primera vez y le enseñan hasta los baños antes de sentarse a comer, merece la pena hacer un tour por La Jefa -en este caso virtual-, desde la puerta de entrada hasta la planta baja y recorrer los diferentes espacios que encierran estas cuatro paredes en sus más de 200 metros cuadrados. Su interiorismo está firmado por la arquitecta Marta Auyanet, que ha rescatado piezas únicas para darles una nueva vida, desde unas contraventanas del siglo XIX localizadas en Francia a una pieza de madera de iroco convertida en el mostrador del bar.
La zona informal es la más visible, como un porche de entrada con mesas altas y bajas, redondas y cuadradas, sofás y butacones, barra de bar y vistas a la calle para tomar un café mientras charlas y ves la gente pasar. Un pasillo guía al visitante hasta el comedor, un espacio amplio pero más íntimo y formal, con vistas a la cocina abierta; la tapicería y el capitoné nos dicen que aquí las comidas y las cenas son algo menos informales. Una escalera amplia situada en el centro de la estancia, con paredes de papel pintado y motivos que impiden que no olvidemos ni un momento que esto es el Caribe, lleva hasta la planta baja, donde esperan un salón privado y una bodega repleta de referencias desconocidas y vinos de autor muy seleccionados, algunos de ellos procedentes incluso de Australia.
Sabores latinos, asiáticos y con deje canario
Y si el ambiente está conseguido, la carta mucho más. Es fresca y muy costeña; se nota que sus socios, Emilio Jover y Leo Tabares, proceden de una isla, concretamente de Tenerife. Aunque, por los sabores protagonistas de La Jefa, bien podrían ser de Cuba, de las costas de Venezuela, Perú o incluso del sudeste asiático. El ají, la yuca y la papaya comparten recetas y platos con las algas nori, la pasta wan tun y la mayo-japo. Lo hacen de un modo bastante original y diferente, porque aunque los ingredientes son habituales en otros restaurantes de la ciudad, su ejecución sigue pocos convencionalismos: el pez mantequilla aquí se toma a la plancha, y no en formato sushi; el sushi se sirve en sándwich, pero sin pan; el wok no es de verduras, sino de solomillo… y así con todo. Platos como el curry rojo tailandés de muslitos de codorniz con coco y arroz jazmín, o el tataki de atún rojo a la parrilla con alga dulce son una muy buena representación de su cocina.
Una cocina abierta desde primera hora de la mañana, para tomar el desayuno con panes ecológicos de masa madre y zumos recién hechos; tentempiés y entrepanes para media mañana; abrebocas para iniciar una comida de corte informal, muy para compartir, a la que seguirán propuestas a base de escamas y aletas, patas y plumas. Y después de los postres, copas y cócteles elaborados por su barman Fabián Novoa, quien prepara nuevos tragos a base de maceraciones caseras y a la vista de los clientes. Pero no acaban ahí las propuestas, porque esta casa no cierra nunca: dos menús del día diferentes, domingos brunch, y sábados noche, actuación en acústico. Se nota que esta anfitriona sabe tratar a sus visitas para hacer que se sientan como en su propia casa en cualquier momento del día, porque nada más salir, ya dan ganas de volver a entrar.