*** ESTABLECIMIENTO CERRADO ***
La zona de Retiro es conocidísima por su infinidad de buenas opciones para ir a tapear, comer o cenar, tan abundantes y excepcionales que han hecho que el barrio se haya ganado el sobrenombre de ‘la milla de oro de la gastronomía’. Pero a la hora del desayuno la cosa cambia; se hace complicado encontrar un sitio en el que tomar un café de calidad, tartas caseras o sándwiches de pan recién horneado al estilo de los deli anglosajones. Hasta que ha llegado Juana Limón (O’Donnell, 15 <M> Príncipe de Vergara), el café gourmet que le faltaba al barrio.
Joaquín de Alba, el empresario que hay detrás del concepto, se ha inspirado en ese tipo de locales luminosos y agradables, en los que apetece echar el rato, no solo porque tenga wifi gratuito –que lo tiene–, sino por el ambiente, con una decoración actual, en tonos claros y diseño funcional obra del estudio de interiorismo Lucas y Hernández Gil –los mismos de The Little Big Café–. Pero sobre todo por el aroma a café recién hecho, con el aliciente de que el que sale de su cafetera es un café de origen 100% arábica, molido al momento y recién tostado por un microtostador (de nombre D Origen). Y si su café es bueno –utilizan el blend Serra Gelada: Panamá, Colombia y Brasil–, su joven barista Yevheniy Alekseyev, Jeka para los amigos, lo es más, un artista en el arte del espresso y del latte art.
Aunque para artista, Laura Negri, la repostera argentina –y madrileña de adopción– que elabora cada una de las tartas y bizcochos que diariamente atraen a clientes, adictos confesos de sus dulces creaciones. El secreto está en sus propias recetas, una recopilación de ideas e ingredientes aprendidos desde su época en la escuela de gastronomía argentina hasta sus años de repostera en diferentes bakeries de Inglaterra. De allí se trajo delicias como la tarta de cerveza negra que tantas alegrías le está deparando en Juana Limón, y cuyo protagonismo compite en número de seguidores con la tarta de zanahoria, todo un hit de su repertorio por su esponjosidad y su mezcla secreta de especias. Dos imprescindibles más, el brownie y el bizcocho de limón con semillas de amapola y una humedad extra que lo hacen sumamente agradable, tanto, que todos los días tiene que hacer al menos un par para saciar las ganas de los vecinos que se desplazan hasta allí solo por él.
Con una carta así, sobra decir que este es un sitio para desayunar diariamente o para merendar. Lo que pocos imaginarían es que, además, es también un sitio para picar algo o incluso tomar un menú del día ligero, a base de cremas, ensaladas y sándwiches, en línea con la filosofía de cocina saludable que tanto nos preocupa en la actualidad. Por eso mismo el pan lo traen diariamente de un obrador artesano que trabaja con masa madre y harinas especiales molidas a la piedra, con el que preparan, entre otros, el sándwich de pastrami, elaborado al estilo de Nueva York –tomate cherry, rúcula, queso fresco, salsa de mostaza y miel–. Todos los ingredientes son de temporada y del mercado, como las frutas y vegetales con los que preparan zumos naturales de presión en frío, como el de naranja, zanahoria y apio, uno de los más solicitados de su lista de propuestas para beber, además de infusiones y tés, como el matcha, toda una sorpresa.
Se ha hecho esperar una propuesta de estas características en la zona, pero con cualidades así, seguro que pronto le salen imitadores. Eso sí, por muchos que vengan después, Juana Limón siempre podrá presumir de haber sido el primero.