*** ESTABLECIMIENTO CERRADO ***
‘Que tu alimento sea tu medicina, y que tu medicina sea tu alimento’, decía Hipócrates. De ahí que en este huerto se mime tanto lo que se ofrece. Es una parcela de 450 metros cuadrados libres de tóxicos, earth friendly y repletos de productos ecológicos de la más alta calidad, brindados por pequeños productores.
Pero, ¿quién es Lucas? Desde luego ninguno de los propietarios e ideólogos, la familia Muñoz-Calero, un apellido ya imprescindible en la restauración madrileña en negocios como Tartan Roof o Muñoca. El huerto debe su nombre al santo que bautiza la calle en la que se sitúa en un área en la que todo lo que nace se convierte en tendencia. Y Lucas no va a ser menos.
Frescura, seguridad alimentaria y sabor son los factores que sustentan el negocio. Así, la fruta y verdura es de Semilla Nativa, en pro de acercar punto de producción y de venta y favorecer a los agricultores; la panadería es de Harina, que ha puesto aquí en práctica su nueva línea de productos ecológicos para llevar a casa o desayunar y merendar; la carnicería es, como no, de Km 0 y la única ecológica al corte de Madrid; de la charcutería destacan los jamones de la Dehesa Maladua, provenientes de cerdos criados en libertad en esta Reserva de la Biosfera, y los quesos levantinos del Vall de Catí. Los zumos elaborados al momento, muchos de ellos con fines terapéuticos como el de trigo verde o el detox, comparten puesto con las nutritivas algas de La Mar de Algas. Les siguen los helados artesanos al estilo italiano de Mayte, que se trajo el chiringuito desde Menorca a la capital y está haciendo furor; el café a granel y la veintena de tés de Dragonfly, y hasta los tratamientos y cosméticos de Marta Boira. Aquí hay de todo. Y todo alrededor de un luminoso patio interior en el que ir probando a la vez que se hace la compra después de hacernos, por ejemplo, una manicura eco.
Para los más perezosos, mención aparte merece la cantina orgánica del chef Javier Muñoz-Calero, en la que tomarse un sostenible tapeo con los productos del mercado o pedirlo para take-away. Una barra cuya carta piensa en todos y recorre opciones en crudo, para vegetarianos y para celíacos. Sopas frías, como la de tomate y jengibre, ensaladas de temporada, verduritas en forma de falsos fideos de calabacín, o rellenando unos ricos gnocchis de boniato y calabaza. Y más: platos de ave, ternera o cerdo orgánico componen un previo a unos apetecibles postres, entre los que se cuentan unos divertidos polos de ecofruta. Algunos de los cuales se incluyen en el menú de mediodía que sirven en el mediodía de laborables, aunque sin opciones para elegir: un primero, un segundo y un postre.
Actividades de concienciación sobre la alimentación, en especial charlas y ponencias de la doctora Pilar Muñoz-Calero, conforman la otra pata de este huerto. Un lugar en el que estar sano no se entiende como estado posterior a una enfermedad, si no como la plenitud de impregnarse de vida con los cinco sentidos, con una dieta sana como comienzo fundamental.