Crucero de sabores en ‘El Ferry’
*** ESTABLECIMIENTO CERRADO ***
Un restyling minimalista y de marcado carácter retro ha sido suficiente para transformar un antiguo bar de aquellos de solera en una nueva propuesta gastronómica cargada de sabores del otro lado del Atlántico. El Ferry, capitaneado hoy por Pepe Nieto y su hija, Laura, traslada hasta el barrio de Chamberí deliciosas opciones de la cocina neoyorkina como los Maryland crab cakes, pasteles a base de changurro –a base de changurro fresco- que, por aclamación popular, se han convertido en uno de los platos estrella de la casa.
Además, la carta de El Ferry adopta otra propuesta difícil de encontrar en Madrid: los momofukus, aperitivo japonés popularizado en Estados Unidos por el chef asiático David Chang: una especie de montadito de panceta braseada acompañada de vegetales, con mención especial al pan utilizado, típicamente nipón. Y es que el pan japonés, esta vez en versión rallada, es el elegido para otras opciones como las croquetas Panko. Pero siguiendo la navegación por la carta de este café-bar todo es posible: desde abrir boca con unos auténticos banana chips de plátano macho, hasta sumergirse en un suculento cubo de mejillones al Ferry, cuya salsa no deja indiferente.
El Ferry tiene además un menú del día que se sale de los estándares, con platos más típicos de carta como el pez espada con salsa de mostaza y lima, los rigatone con tomates asados o la consistente New England clamb chodwer, popular sopa de la costa este norteamericana cuyo popurrí de ingredientes (patata, caldo de almejas, maíz, cebolla o carne de cerdo) la convierten en un buen antídoto contra el frío invernal; propuestas con las que se ha ganado multitud de fans entre los trabajadores y habituales de la zona, que esperan impacientes a conocer su menú a través de las redes sociales -¡comprobado! Mucho tiene que ver también en ello, su buena mano para las tartas: de lima, pastel de manzana o blondie de chocolate blanco… A la postre, uno de los principales alicientes -que no el único- del brunch que preparan para los fines de semana, con genuino sabor americano y precio imbatible.
Variedad de cervezas (Mahou, Alhambra y La Virgen), vinos –destacando el crianza Beso de Reckenna- y cócteles servidos con esmero (mojitos de fresa y sandía, Long Island Ice Tea, Pisco Sour o Caipiroska con vodka negro, entre otros), pero eso sí, una constante respecto a la música ambiente: el jazz. Y es que fue el jazz el motivo de que un vallisoletano como Pepe decidiera pasar parte de su vida en Nueva York y, como él dice con asombrosa humildad, aprovechar la cocina de base que llevaba de España y ‘absorber todo lo nuevo’ en los fogones de La Brasserie y otros emblemáticos restaurantes. El destino quiso esta vez que el barco volviera a puerto para embarcarse en este nuevo proyecto localizado en uno de los barrios más castizos de Madrid.
