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‘Crumb’, sándwiches con mucha miga

Redacción

*** ESTABLECIMIENTO CERRADO  ***

El concepto de sándwich entendido como algo rápido para matar el hambre está cambiando, y Crumb tiene mucha responsabilidad en ello. Con un pequeño local en la calle Conde Duque, Raúl Martín Guillén e Isabel Espartosa han dado una vuelta a los sándwiches partiendo de la base de crear su propio pan a partir de harinas ecológicas y masa madre. Aparte del toque indiscutible del pan artesanal en el resultado, mucho tiene que ver en la calidad de estos ‘sándwiches de autor’ la cuidada selección de los ingredientes que emplean en su preparación, a lo que hay que sumar que aquí todo está elaborado en su cocina, desde el pan hasta las salsas y las patatas que completan cada plato.

Su carta es corta pero efectiva, con una decena de sándwiches, tres ensaladas y otros tres postres. Respecto a los primeros, obligado es el de Sardinas al sumak con tapenade ensalada de cherry y mayorisa –con sardinas marinadas por ellos mismos-, pues es con toda seguridad la receta que le ha granjeado el favor del público foodie de la capital. Junto a él, dos tentadoras opciones para los más carnívoros, el de Guiso de carrilleras con queso de tetilla y judías verdes -otro de los inamovibles de la carta- y el de Entraña con ternera marinada, mojo de tomate seco, rúcula, parmesano y yogur; espectaculares ambos. Tampoco debemos olvidar el de Pollo Satay, con leche de coco, mantequilla de cacahuete, cilantro y mango, sándwich que, como todos los demás, es posible también degustar en formato small (2/3), si queremos ahorrar en el ticket final o probar diferentes opciones.

Los sándwiches, a los que diariamente se suman otras versiones fuera de carta, forman el reclamo principal de su menú de mediodía, al que añaden un ligero primer plato (ensaladas o cremas de verduras ) y uno de sus irresistibles postres caseros. Su Lemon Pie (crema inglesa de limón, con crumble, merengue seco y coulis) y la Tarta de tres quesos con coulis de frutos del bosque, son el bocado perfecto para completar la experiencia Crumb. Aunque las tartas, junto a otros bizcochos caseros, también están disponibles para aquellos que quieran comenzar de forma dulce el día almorzando en Crumb, que abre sus puertas desde primera hora de la mañana para ofrecer reconfortantes desayunos (café de origen, zumo multifrutas, pinchos de tortilla, panes artesanales) a los vecinos y oficinistas de la zona

Como acompañamiento sugieren cerveza artesanal y vinos jóvenes, poco conocidos pero con una excelente calidad-precio, la norma de la casa. Una casa que luce cierto aire entre rústico y caribeño -responsabilidad de la arquitecta Tatiana García Hueso- y que sus responsables han querido estructurar en dos áreas: una primera zona destinada a comer en barra y sobre taburetes altos, y un pequeño salón al fondo para comer en mesa. La primera también es punto de recogida de los pedidos para take away que realizan a diario tanto los que tienen poco tiempo como para los que -especialmente en fin de semana- no encuentran sitio para sentarse a degustarlo tranquilamente.

El importe del ticket final, más que razonable, es otro de los ganchos innegables de Crumb, una propuesta gustosa, coherente y única que explica que su éxito de público es un logro por derecho propio.

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