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‘Buns and Bones’, street food asiático y a la parrilla

Noelia Santos

*** ESTABLECIMIENTO CERRADO ***

Buns and Bones, abierto en el exterior del Mercado de Antón Martín, es claramente un hijo de su tiempo, no solo por subirse al carro del street food, sino por ir un pasito más allá al especializarse en una de las tendencias gastronómicas que más hueco ha ido haciéndose en las cartas de los restaurantes de la ciudad: los bao buns o sándwiches orientales. La diferencia es que aquí, por primera vez, son la estrella principal.

Bajo el nombre de ‘buns’ se presentan ocho molletes de pan al vapor de diferentes variedades: carne de cerdo, pollo, pato, marisco e incluso vegano, siempre con un toque muy oriental. Entre ellos, sí o sí, hay que mencionar el de gambón en tempura al ajillo japonés o el de pollo frito de corral estilo César; y para los paladares más atrevidos, el de costilla a las cinco especias chinas o el de meat balls con guiso de tomate especiado, con un toque bastante picante.

Con este plato, el propietario de Buns and Bones, Marco Martínez -Carbones 13, Matute y Terraza Atenas- defiende una cocina callejera divertida, pero sobre todo gourmet, elaborada con productos frescos y de calidad procedentes de los puestos vecinos, como las carnes de Ismael, de entre las más apreciadas dentro y fuera del mercado. De hecho, la carne es el otro gran protagonista de la carta en el apartado ‘bones’, con propuestas como churrascazo marinado, chuletón o un jugoso costillar BBQ. La hacen a la parrilla, con brasas de carbón ecológico vegetal, imprimiendo un aroma y sabor muy característico en cada bocado.

Y hay un tercer epígrafe, pensado para quienes no quieren ‘ni buns ni bones‘, compuesto por otros platos de inspiración asiática, como la ración de edamame, la tempura de verduras del mercado con un toque ácido, dulce y picante muy particular, o el pulpo a la brasa. Y entre los postres, panacota de té verde con pecas de chocolate y mousse de chocolate a la que es casi imposible resistirse. A todo ello se suma una carta de cócteles en la que sobresalen combinaciones a base de ingredientes como mezcal, sake o umeshu (licor japonés de ciruelas).

Influenciada por su presencia en el mercado, la carta del local se antoja cambiante, tan viva como los productos de temporada que diariamente llegan a esta plaza de abastos. Y su estética, no puede ser más auténtica: un pequeño local de paredes de hormigón visto totalmente abierto a la calle, a la que gana terreno con barras y banquetas altas, y con varias mesas para compartir. Mención aparte merece la amabilidad de todo su equipo, otro de los puntos fuertes de este pequeño restaurante al que se aconseja ir antes de que se corra la voz y se llene… Avisados estamos.

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