‘Plántate Café’, café de especialidad y flores frescas en Lavapiés
Hay quien toma café por necesidad y quien lo hace por amor. Kevin es de este segundo grupo, un canadiense enamorado del café de especialidad que se ha atrevido a dejar su trabajo y sus estudios de economía para abrir Plántate Café (Mesón de Paredes, 28 <M> Tirso de Molina). Para él no es solo un negocio levantado con un trasfondo de generosidad -quiere que la gente disfrute y sea tan feliz como él-, sino que, en realidad, es la mejor manera que ha encontrado para estar cerca del buen café durante todo el día.
Por eso no nos extraña que en Plántate Café solo se trabaje con cafés de altura -hace especial hincapié en variedades de Kenia, cuyas notas son más afrutadas-, seleccionados en origen directamente a sus comunidades productoras y adquiridos a microtostadores españoles y británicos. De hecho, uno de ellos -Square Mile Coffee- es el mismo que tostaba el café que se tomaba durante los años que vivió en Londres, ciudad en la que descubrió su pasión por el café de especialidad. Una pasión que hoy vive como una relación en pareja a la que le dedica un ratito todos los días, casi como un ritual -sin móviles, sin interrupciones-.Y así es como quiere que lo disfruten los vecinos del barrio de Lavapiés en su ‘casa’, decorada con un reconocible estilo de derribo y plantas naturales que, además de venderse como si fueran una floristería, lo hacen muy acogedor a cualquier hora del día.
A Kevin le gusta el café fuertemente concentrado, pero como lo que realmente quiere es satisfacer a sus clientes, ha ido variando la receta desde la apertura del local, pasando de tener 20 gramos de café por taza a tan solo 14. Con esta receta prepara desde espressos a café americano, cortado, macchiato, flat white, con leche, capuccino, affogato, cold brew y hasta un espresso tónica, una combinación que los más trendys ya saben que es toda una tendencia en otros países más adelantos en esto de tomar buen café.
En cuanto a las cafeteras, la V60 está entre sus favoritas, por delante de otras conocidas como la Chemex, por una cuestión de sencillez y de belleza estética, algo a lo que Kevin presta mucha atención. Porque en Plántate Café se entiende el café no como una necesidad, sino como un capricho que hay que darse todos los días y que aquí se puede acompañar de tostadas, tartas caseras, tarros de yogur con chía, smoothies, infusiones y hasta de algo dulce, como las cookies de sirope de arce que regularmente le trae una repostera artesana y con las que hace un guiño a su Toronto natal.
La historia previa a Plántate Café es curiosa. Kevin vive en Lavapiés desde 2008, y antes de tener su propio local peregrinaba diariamente hasta el barrio de Malasaña, zona pionera en esto del café de especialidad y la culpable de que el resto de la ciudad se haya contagiado por una necesidad imperiosa de disfrutar de un better coffee. Mientras se decidía a abrirlo, otros se le adelantaron en Lavapiés y el barrio vive hoy su momento de gloria cafetera. Lo bueno es que hay sitio para todos, porque si se cumple los vaticinios de Kevin, esta no es una moda pasajera sino una costumbre que acabará por implantarse en el día a día de todos como ya ha ocurrido con otras ciudades como Londres, Berlín o Sydney. Veremos si el tiempo y su clientela le dan la razón.
* Fotos Alfonso Ondarroa
