Si a la capacidad de sumar likes en Instagram le agregamos además una buena carta, una cafetería tiene todas las papeletas para triunfar. Así es el caso de El perro de Pavlov, un pequeño establecimiento ubicado en la Costanilla de San Pedro y que ha llegado a La Latina para traer el mejor café de especialidad a esta zona de Madrid centro. Además de ello, se han especializado en un producto aún poco explorado en la capital: el té chai. Para acompañar, repostería casera y una buena selección de tostadas saladas y dulces. Así, tenemos arreglado el momento desayuno, almuerzo e, incluso, la merienda tardía. Porque El Perro de Pavlov, tal y como su propio nombre nos deja intuir, nos hace salivar y, lo más importante, repetir.
Detrás de este proyecto está el joven Alejandro Ruiz que, después de un tiempo viviendo en Australia y dividiendo su tiempo entre la psicología y su trabajo en el mundo de la hostelería, decidió que al volverse a España quería montar algo que, en cierta forma, incluyese ciertas disciplinas. Surge así este nombre tan peculiar para llamar a un pequeño local con encanto en el que, sobre todo, se sirve buen café, una de las enseñanzas que Alejandro se trajo de Sídney. Nos cuenta que en Australia, aunque es un dato desconocido por el gran público, es un país apasionadamente cafetero. A su lado todo el tiempo que ha vivido al otro lado del mundo y también ahora en este céntrico café, está su pareja, Daniel Piedrabuena. Además de echar una mano cuando puede, es el fotógrafo encargado de que su Instagram luzca bien pintón.
Entre los dos también han dispuesto detalles por toda la estancia, de esos que convierten los locales en sitios en los que apetece quedarse. Tal y como cuenta Daniel, la mayor parte de elementos decorativos son de segunda mano y todos los muebles que encontramos aquí están ahora viviendo una segunda vida. Especial atención, además, a las exposiciones temporales que decoran sus paredes y que pretenden ser altavoz a artistas emergentes del barrio.
DESAYUNOS COMPLETOS
A pesar de que El Perro de Pavlov está abierto en horario ininterrumpido hasta última hora de la tarde (ojo que aquí también se sirven cerves), lo cierto es que cuando más apetece estar aquí es al comenzar el día. En sus desayunos no puede faltar un buen café, cuya procedencia va variando en función de la estacionalidad y del que se proveen gracias a los chicos de Randall Coffee. A partir de ahí, la experiencia de Alejandro en Australia y su afán por conocer más sobre este mundo, le ha hecho formarse para hacer que éste sea un lugar de paso obligatorio para los muy cafeteros.
Para los que no lo son tanto o sencillamente prefieren probar algo un poco más ‘exótico’, en esta cafetería de la Costanilla de San Pedro se han especializado en Chai Latte, especias infusionadas en leche que, además de un sabor potente, juegan a teñirse de colores para convertirse en uno de los mayores atractivos de este rincón. Proceden de la marca Chimo Chai y se puede elegir entre el rosa que incluye remolacha, amarillo en el caso del que lleva cúrcuma, el azul preparado con flor de guisante azul y, por supuesto, el clásico verde, muy frecuente en los países orientales.
Una vez decidida la bebida, llega el momento de alegrar el estómago. Y aquí los caminos se dividen entre los apasionados del dulce y los que siempre empiezan el día con un puntito de sal. Para los primeros, repostería casera, entre la que destaca, por ejemplo, un Bizcocho vegano con lavanda y arándanos – porque ya nos anticipan que quieren que El Perro de Pavlov tenga hueco para vegetarianos y veganos– y otros postres ya más convencionales como Galletas de chocolate negro o un apetecible Pastel de zanahoria.
Desayunar salado es toda una experiencia en las mesitas de colores del fondo del local. Porque su café o su Chai van de maravilla con una tostada, por ejemplo de Aguacate con tomate en la que, aunque parezca muy lógico, todo sabe a lo que tiene que saber y se nota que procede de mercado local. También es recomendable la Tosta de hummus de remolacha, con el toque algo dulzón de este tubérculo. Preparan en su pequeña cocina hasta cinco variedades de tostadas, todas ellas con una base de masa madre que procede del vecino obrador de San Francisco.
Y es que aquí, todo es cercanía. Alejandro y David viven tan solo a unos metros del local desde hace unos meses y se les nota ese gusto por el barrio que les ha llevado a dotarlo de un rinconcito con tanto encanto y tanto amor en sus productos. Porque, para qué negarlo, ya estamos salivando – cual cachorro de Pavlov- al pensar en cuándo llegará nuestra próxima visita.
EL IMPRESCINDIBLE es probar su café (o uno de sus chai si eres ‘muy de Instagram’) y acompañarlo de la Tostada de Hummus de remolacha. ¡Te va a sorprender!
FÍJATE EN… la campanita con el perro de Pavlov que hay en la pared justo al lado del banco que recibe al comensal. Un detalle que Daniel buscó durante mucho tiempo y que ya está aquí.