¿Qué diferencias hay entre un donut convencional y un donut vegano? Muy pocas. Solo que en su elaboración se reemplaza la leche de origen animal por otra de origen vegetal, y que en lugar de mantequilla se emplea margarina, que solo contiene grasas vegetales. El resto de ingredientes, y la elaboración, es prácticamente igual a la de los donuts de siempre. ¿Y en cuento al sabor? Pues ninguna, porque esto último depende de la calidad de los ingredientes que se empleen y de la buena mano que tengan los encargados de cocinarlo, que no es fácil por otra parte. Sí, es cierto que el donut vegano también es algo más ligero y esponjoso, y a muchos incluso nos sabe mejor al saber que son más saludables (la margarina contiene menos grasas saturadas).
Los vegan donuts, por tanto, van a gustar a todo tipo de públicos, vegano y no vegano. Y más, si estos se preparan con harina ecológica y después se le añaden rellenos y coberturas de productos frescos y de calidad, como hacen Sandra Cordaba y Joel Little en Bite Me. Un coqueto café en el barrio de Arganzuela, con su propio obrador en el interior, donde elaboran a diario centenares de donuts rellenos con mermeladas de frutas (también elaboradas por ellos mismos) y cubiertos por distintos tipos de frosting, glaseados y chocolates a los que han preferido denominar «halos», al igual que los donuts rellenos que se han convertido en tendencia en EEUU. Y lo mejor, tienen infinidad de sabores que cambian constantemente, pues su catálogo está estrechamente condicionado por la temporalidad de las frutas con las que hacen sus compotas; si bien su equipo está siempre investigando para crear nuevos sabores con los que sorprender a su cada vez más numerosa parroquia.
Así, cada día, en su vitrina encontramos unas seis variedades de halos que cambian semanalmente. Estos se reparten en tres grupos: de frutas de temporada, los «experimentales» y los que se inspiran en postres de toda la vida. En este último grupo se encuentran los más clásicos, como los donuts con cobertura de chocolate o de vainilla, o el halo de Canela y azúcar, que intenta reproducir el sabor de las tradicionales rosquillas. En cuanto a los de frutas, la oferta varía constantemente, pero hay algunos inamovibles o que vuelven periódicamente para contentar a los fieles del lugar. Es lo que sucede con el Lemon Cream, relleno de una sabrosa crema de sabor a limón, o el Pistacho Pear Pie, relleno de compota casera de pera especiada y glaseado con cardamomo y naranja, y que finalmente se corona con pistachos y pera deshidratada, ¡de quitar el hipo!
UN CAFÉ CON MUCHO ESTILO
Los preparan para tomar in situ, pero también para take away y envío a domicilio, por lo que la rotación de producto es constante. Por eso, una vez allí, no solo tendrás la seguridad de tomar un donut recién hecho, también te sentirás afortunado por haber logrado hacerte con uno de ellos porque, literalmente, vuelan. De hecho, son constantes las colas a primera hora de la mañana de vecinos y habituales de la zona que acuden a hacerse con uno de sus preciados halos para desayunar. Y eso que en un principio la apertura de Bite Me no generó demasiadas simpatías en el barrio pues este ocupaba el lugar de una emblemática pastelería del barrio que, además, había sido transformada completamente por sus nuevos propietarios. Pero finalmente ha terminado por metérselos en el bolsillo con sus deliciosos donuts, un excelente café de especialidad que adquieren a un prestigioso microtostador de Barcelona (Tornado Café) y un encantador espacio que incita a quedarse horas y horas.
De esto último tiene mucha culpa Joel que ha adaptado el viejo local a los nuevos tiempos, recuperando el ladrillo visto y las vigas de hierro que se escondían tras los muros (ahora en granate) para proporcionarle ese característico aire de los coffee shops del norte de Europa. Aunque este resulta mucho más acogedor, modulando la luz que entra de la calle con unas cortinas de terciopelo verde, y repartiendo por todo el espacio muebles vintage, cuadros con pósters de películas y unas geniales lámparas creadas por él mismo uniendo artefactos dispares; como ese aplique que luce sobre el sofá chester formado con una tarima de brasero y un ojo de buey, ¡es de lo más total!
La oferta de Bite Me Café se completa con tostadas para el desayuno, bagels con rellenos salados, hechos también con harina de trigo ecológica, masa madre y una mezcla de especias secretas que le da un puntito muy especial, y cajas con versiones mini de sus donuts (sin relleno, cosa a tener en cuenta), que resultan perfectos para celebraciones o como regalos. Seguro que ya tienes en mente a alguien a quien le haría especial ilusión recibirlos, ¿verdad? Si es que el mundo está lleno de potenciales biters...